DURA LEX SED LEX
El triple asesinato de los jóvenes empresarios en General Rodríguez puso al descubierto una serie de actividades irregulares en las que habrían participado las víctimas. Antes donar 200 mil pesos para la campaña presidencial de Cristina -una cifra mucho más elevada que la colaboración de varias farmacéuticas de cierta importancia-, el líder del grupo, Sebastián Forza, se había visto envuelto en negocios no muy claros con el gobierno nacional por la provisión de medicamentos a un importante hospital, luego de haber sido intervenido por el Estado.
Además salió a la luz que el joven Forza estaría involucrado en la adulteración y venta de medicamentos prohibidos y habría librado una cantidad de cheques sin fondo por una cifra millonaria, hecho comprobable al ingresar al sitio web del Banco Central.
En esa misma página de Internet, en la opción “central de información”, si se ingresa el número de cuit de la titular de las madres de Plaza de Mayo, aparecido en más de un medio de información, se accede a una serie de datos increíbles: el larguísimo número de cheques sin fondo librados por Hebe Pastor y rechazados por el Banco Central. En total, según el mismo informe, suman 225 los cheques emitidos por un total que supera los 3 millones de pesos. De ese total, solamente un 37% ha sido abonado, lo que implica a 111 cheques. Los restantes, más de la mitad, que suman alrededor de 2 millones de pesos, emitidos desde noviembre de 2004 hasta el 31 de julio de 2008, todavía no han sido pagados.
Lo curioso del asunto es que esta asesora personal de la presidenta -como el camionero Moyano-, que tiene a su disposición desde la Casa Rosada hasta el avión presidencial, no solamente no ha sido inhabilitada para emitir (porque según dicen “ha pagado las correspondientes multas”), sino que además ha sido privilegiada con un subsidio no reintegrable de casi dos millones de pesos destinados a la fundación que preside, quizás para “tapar agujeros”, como se dice coloquialmente.
En su nutrida agenda cotidiana la señora, ex del pañuelo blanco, ahora de “piluso” negro, ha incluido una serie de actividades extras que complementan su tarea de vengar a los desaparecidos de la dictadura militar de los 70: liderar cualquier acto en contra del capitalismo, dirigir la "universidad" de la que es fundadora, presidir la empresa constructora y dictar cursos de cocina. Es muy posible que esta última actividad tenga como objetivo recaudar fondos para cubrir los montos que todavía debe, ya que hasta el jefe de la ciudad, Mauricio Macri, se ha manifestado a favor de que la doña cumpla sus compromisos en el rubro edilicio.
Según dicen los informes publicados en diversos medios, parte de la culpa del desmanejo de fondos en la fundación se debería a la pelea entre los dos encargados de los números de Bonafini: el parricida Schoklender (que hasta se dio el lujo de circular durante mucho tiempo en un auto robado) y la ex ministra Felisa Miceli (la de la bolsita con dólares en el baño), ya que la segunda es la que lleva los números en el papel y el primero el que los gasta en la práctica.
Lo que sí queda claro para la sociedad es que el artículo 16 de la Constitución Nacional, que determina la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, es el más violado y el que menos respeto inspira a los argentinos. Si el mal ejemplo viene desde arriba, no tiene caso emprenderla con los de abajo. Si la presidenta Cristina pretende perseguir a los evasores fiscales y sanear la conducta tributaria de sus gobernados, debe empezar por casa. Dura lex sed lex; la ley es dura, pero es la ley. Si todos nos comprometemos a desterrar la corrupción, es posible proporcionar alivio a los sectores más olvidados y sufrientes del país, los que menos tienen, y que terminan pagando, con la plata de todos, los abusos y la corrupción de los avivados de siempre.
Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz