25 oct 2010

LOS ERRORES DEL SISTEMA

LOS ERRORES DEL SISTEMA
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En 1912, durante la presidencia de Roque Sáenz Peña, se sancionó la ley que lleva su nombre y que consagraba el voto secreto y obligatorio. A pesar del tiempo transcurrido –casi un siglo- y de los cambios políticos en el país y el mundo, la obligatoriedad del voto sigue vigente, desvirtuando así su sentido primigenio (eliminar el fraude), porque el voto no es un deber sino un derecho de la ciudadanía, que debe ser ejercido con conciencia y en libertad, exento de la presión pueril de la sanción.

El sistema republicano en el que vivimos adolece también de algunos defectos que deben ser corregidos en el breve plazo. Tal vez uno de los más graves es la persistente violación a las leyes por parte de quienes deberían dar el ejemplo: funcionarios, legisladores y jueces, debido a que el propio sistema no solamente facilita la impunidad de los infractores, sino que además la fomenta.

Es así que desde 1853 y durante gobiernos de distinto signo, las Cámaras del Congreso nacional han conferido poderes extraordinarios al primer magistrado de la Nación, aun cuando el artículo 29 de la Constitución lo prohíbe expresamente, estableciendo que “actos de esta naturaleza llevan consigo una nulidad insanable, y sujetarán a los que los formulen, consientan o firmen, a la responsabilidad y pena de los infames traidores a la Patria”.

Por otra parte, el fuerte sistema presidencialista que hemos estructurado confiere al primer mandatario la posibilidad de “gambetear” las leyes emanadas del Congreso y, a pesar de que la Carta Magna le impide “emitir disposiciones de carácter legislativo”, los presidentes argentinos, especialmente en los últimos años, han gobernado a través de un sinnúmero de “decretos de necesidad y urgencia” y, al mismo tiempo, vetando indefinidamente las leyes sancionadas por las cámaras que no han resultado de su agrado.

El sistema electoral argentino, que presenta serias fallas, ha llevado varias veces a la presidencia a candidatos que no contaban ni siquiera con el 50 por ciento de los votos válidos. El ejemplo más reciente es el de Néstor Carlos Kirchner, que se volvió presidente de los argentinos por un hecho fortuito, habiendo obtenido solamente un 22% de los votos, es decir con la aprobación de apenas una quinta parte del electorado. Y debemos acotar que por lo menos la mitad de esos votos fueron "prestados" por Eduardo Duhalde, hoy su enemigo político.

Urge también modificar el sistema electoral, a fin de eliminar las listas sábanas, mediante las cuales perfectos desconocidos, muchas veces incapaces o no suficientemente calificados, cuando no delincuentes procesados, acceden a un cargo público o a una banca en el Congreso.

También es imperativo que la designación de los jueces no pueda ser ejercida por el poder ejecutivo, sino que la ciudadanía pueda tener un conocimiento y un control más efectivos sobre aquellos individuos de cuyo criterio depende la libertad, la honra y el patrimonio de los argentinos.

Sumando estas asignaturas pendientes a los problemas reales y urgentes del pueblo argentino, nuestros dirigentes del oficialismo y la oposición tienen tanto trabajo por hacer, que es difícil pensar que tengan tiempo para distraerse en las trivialidades en las que los vemos enredados cotidianamente.

Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz

14 oct 2010

LA INSOPORTABLE LEVEDAD DE LOS FELPUDOS
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Los argentinos estamos acostumbrándonos cada vez más a la obsecuencia y el servilismo de los funcionarios públicos, convertidos en verdaderos felpudos del poder de turno, y que acomodan sus “convicciones” de acuerdo a la conveniencia política del momento.

La semana pasada, el presidente consorte le propinó una formidable cachetada al federalismo. Diez gobernadores se hicieron presentes en Santa Cruz con dos objetivos: por un lado apoyar al delfín de los K, el gobernador Daniel Peralta, que se candidatea para un nuevo período, y por otro enfrentar el fallo de la Suprema Corte que ordena restituir en su cargo al procurador Eduardo Sosa, destituido en 1995 por el entonces gobernador Néstor Kirchner.

El caso paradigmático –y tal vez el más lamentable de todos- es el del gobernador de la provincia más poderosa, Daniel Scioli, que hasta manifiesta públicamente que tiene “las manos atadas” en el tema de la inseguridad. A su lado se alinean lastimosamente los representantes de las provincias más pobres, y por eso más indefensas, del país: Misiones, Chaco, La Rioja, Santiago del Estero, Jujuy, por citar sólo algunas, siempre pendientes de las migajas económicas con que las soborna el poder central.

Tan indigna como la conducta de algunos gobernadores resulta la de los legisladores nacionales, diputados y senadores, que traicionan permanentemente la voluntad de sus votantes, adoptando, según sea la ocasión, actitudes diferentes.

Es así que existen legisladores “fantasmas” como el senador Carlos Menem, que aparece o no en el recinto, como la “luz mala”, según sea el arreglo con el presidente en las sombras. A otros se los podría denominar “veleta”, como el senador Luis Juez, que calcula el rédito político a obtener antes de decidirse por un sí o un no, olvidándose que su verborragia pasada ha quedado registrada en algún archivo periodístico.

Sin embargo, los peores son tal vez los legisladores “borocotó”, como la santafesina Roxana Latorre, que llegó a su banca de la mano de Carlos Reutemann, pero luego sucumbió a los aprietes oficiales y se pasó sin más trámite a la huertita K. En el mismo rubro podría incluirse a la senadora por San Juan Marina Riofrío y a la santiagueña Ada Iturrez de Cappellini, que prefirieron acompañar a la presidenta en su viaje a China para no tener que enfrentar una situación adversa en la cámara alta, ya que ambas se oponían al proyecto sostenido por su propio partido, el Frente para la Victoria. Con su ausencia permitieron la victoria de los kirchneristas.

Estas posturas cambiantes de legisladores y funcionarios de acuerdo a la ocasión muestran la perversa deslealtad de quienes, habiendo sido elegidos por sus propuestas, las olvidan alegremente una vez alcanzado el objetivo de llegar al poder o sentarse en una banca.

No obstante, tan grave como la volatilidad de los felpudos es la posibilidad que tiene el presidente de la Nación argentina de vetar indefinidamente todas las leyes emanadas del Congreso que no resulten de su agrado o afecten sus propósitos partidarios. Si el primer magistrado puede vetar cualquier ley que le resulte adversa, la situación resulta equivalente a que gobierne ignorando al poder legislativo y pone seriamente en riesgo el normal desempeño de la democracia y del sistema republicano en el que queremos vivir.

Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz

8 oct 2010

UNA SEMANA DE FURIA

No fue una buena semana para el matrimonio presidencial. La presidente viajó a Alemania, aunque nadie sabe bien para qué. Debió hacerlo en un avión alquilado, ya que si el Tango 01 tocara suelo alemán, sería inmediatamente embargado.

En Alemania usó varios atriles, que son la razón de su vida, para decir lo que nadie medianamente serio puede creer. Fue entrevistada por dos periodistas del prestigioso medio Der Spiegel. Revisó el borrador y estuvo de acuerdo con su publicación, pero una vez impreso ya no le gustó. Entonces hizo circular una firme desmentida, porque ésa es la realidad: nunca estuvo detenida durante la dictadura militar, como tampoco su marido. Spiegel le contestó sorprendido, subiendo a internet la entrevista completa en alemán y en inglés, que más tarde fue traducida también al castellano.

Luego sufrió el embate de la asociación internacional de editores de diarios, que criticó su ley de medios "antimonopolio" y sus ataques frontales a Clarín y La Nación.

En la feria del libro de Frankfurt, el stand argentino lucía una gigantografía de ella... y de Diego Maradona como emblemas indiscutidos de la cultura argentina. Ambos, deducimos, son prolíficos publicistas que han escrito decenas de libros. Todo lo expuesto en el pabellón argentino responde a lo peor de la izquierda vernácula. Cabe destacar que en dicho stand no hay lugar para nadie que piense ni un poquito diferente.

Cristina declaró a Der Spiegel que estaba leyendo un libro sobre cierto prócer latinoamericano, pero no cierra con lo que agregó: que Chávez se lo había quitado (al libro). Aunque se manifestó una fanática lectora "de toda la vida", no aclaró qué libro está leyendo, ni supo dar el nombre del autor o del protagonista. No creemos que haya pasado en su vida de leer Corín Tellado, con todo respeto hacia esta famosa novelista rosa.

Luego de sacarse la clásica foto -sonriente- con la Dra. Merkel, ésta le reclamó los fondos adeudados a los alemanes, a lo que Cristina replicó que tiene "vocación" de cancelar la totalidad de la deuda con el Club de París. Si la memoria no nos falla, hace ya más de dos años anunció -con bombos y platillos y desde otro atril- que sería inmediatamente pagada. Merkel se manifestó partidaria de que todo el trámite quede bajo la supervisión del FMI, de lo que el consorte presidencial se mofó desde nuestro país: "que el FMI deje de darnos lecciones, porque tiene poco y nada que ver con Argentina". Tal vez lo que no les gustó a los K son las declaraciones de ese organismo internacional respecto al Indec: que ninguna de sus cifras es creíble.

El jueves 7 de octubre, durante su último día en Alemania, se reunió con unos pocos empresarios locales a los que trató de convencer de las ventajas de invertir en nuestro país. Salvo un mínimo acuerdo con Volkswagen, que servía para la foto, los "inversores" teutones se retiraron comentando en voz baja que ni borrachos traerían un peso a Argentina mientras esté gobernada por el siniestro matrimonio.

Finalmente, aún estando en el país de Goethe se enteró que el premio Nobel de Literatura había sido otorgado al liberal Mario Vargas Llosa y que el Nobel de la Paz no tendría como destinatarias a sus apadrinadas abuelas, sino a un filósofo chino anticomunista, que resiste a los déspotas de su país desde una cárcel en Pekín. Dos personajes de la perversa derecha "capitalista", a la que hay que destruir para instalar el magnífico invento chavista: el "Socialismo del siglo XXI".

Mala semana para el matrimonio Kirchner. No se han dado cuenta de que el inexorable péndulo de la historia está de vuelta y de que corren el riesgo de que se los lleve puestos.

Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz
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6 oct 2010

PARA ROBUSTECER LA DEMOCRACIA

Brasil votó. Se cumplieron parcialmente las predicciones que daban por ganadora a Dilma Rousseff, y decimos parcialmente, ya que hace tiempo que las noticias y encuestas hablaban de que la candidata de Lula arrasaría en la primera vuelta.

No llegó, y deberá ir a ballotage, aunque sólo le faltaron muy pocos puntos. Lula le prestó a Rousseff la mitad de los votos que obtuvo. En la segunda vuelta el triunfo puede no ser tan marcado, ya que algunos colegas brasileros comentan que muchos de los votos de Lula pasarían, en esta oportunidad, al bando contrario. Cosas de la alquimia política que a la distancia no llegamos a comprender muy bien. Sin embargo, la constitución brasilera es estricta: el candidato a presidente tiene que obtener el 50% más uno de los votos.

En Colombia hace escaso tiempo, el candidato Juan Manuel Santos, en primera vuelta, obtuvo casi el 50% de los votos y su oponente más cercano el 26%. El contrincante de Santos era un engendro creado por Hugo Chávez, quien se encargó de hacer correr encuestas en las que lo daban ganador en primera vuelta. Sin embargo, en el ballotage, por el que obligatoriamente debió pasar, ganó cómodamente el hoy presidente Santos.

A partir de la reforma constitucional de 1994, Argentina adoptó el sistema de dos vueltas electorales, que venía a reemplazar al anterior -y más sabio- de los colegios electorales previsto en la Carta Magna de 1853, en la cual un voto de Misiones era tan válido como otro del conurbano bonaerense. De esta forma se evitaba que una provincia superhabitada definiera quién nos gobernaría.

Si hubiéramos tenido una ley electoral estricta como en los países líderes en el mundo -ya que la nuestra viene con trampita-, y se exigiera el 50% más uno de los votos para ganar en primera vuelta, ¿hubiera accedido a la primera magistratura Cristina Fernández? Creemos que no. Y mucho menos su marido, que llegó a la presidencia con sólo el 22% de los votos a favor, es decir apenas una quinta parte del electorado.

En el caso de Cristina Kirchner, una oposición tremendamente fragmentada se hubiera unido para enfrentarla y hubiera sido el anticipo de lo que luego sucediera en 2009. Siete de cada diez argentinos no quieren a los Kirchner en el poder. Los tres que los apoyan son los beneficiarios de planes sociales -planes ¿trabajar?-, y todo tipo de prebendas permanentemente renovadas y aumentadas con el fin de mantener el electorado cautivo que les sirve de base de sustentación.

Es imperativo que Argentina revise y perfeccione su sistema electoral, no solamente en lo que hace a la incorporción de tecnología (las urnas electrónicas -lo que implicaría un cierto freno al fraude-) sino, y mucho más importante, en lo que hace al porcentaje necesario para acceder a la primera magistratura del país, por tratarse en nuestro caso de un sistema presidencialista fuerte.

Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz