AL PADRE DE LA PATRIA
Carlos Nelson Recanatini B.
"Padre nuestro, que estás en el bronce".
Hoy estas históricas y para siempre vivas palabras de Belisario Roldán machacan nuestros sentimientos más caros.
Por eso, voy a dirigirme a vos, General don José de San Martín, General de generales.
Me dirijo con la devoción de un argentino, que siempre honró desde los pantalones cortos y el gualdapolvo blanco tu figura señera.
Te hablo, mi General, de rodillas en actitud penitente, pidiéndote que me perdones por no haber alcanzado tan sólo, la primera letra de tu nombre.
En este 17 de agosto, dia en que se conmemora tu partida al único lugar que por designio de Dios te corresponde, la lacra política de mi país, te falta el respeto.
Y te lo falta por parte doble.
Porque por espurios motivos ha "corrido" la fecha de tu muerte a un día anterior, es decir, cuando todavía estabas entre nosotros... ¡Vivo! Ergo, la politiquería argentina contemporánea te ha sacado de este mundo antes de lo previsto, sólo para crear el detestable "fin de semana largo".
Y te faltan el respeto los integrantes de la comitiva de este gobierno soez, que viajan a Yapeyú a rendirte el más hipócrita de los homenajes.
Porque son personajes que no sólo usan el lugar de su cargo prestado para su beneficio estrictamente personal, sino que con un desparpajo indescriptible van a homenajearte, cuando su vida pública y privada está en las antípodas de tu valor, honradez y austeridad.
Mi General, vos sos el Santo de la Espada, desde siempre y para siempre.
Pero debes saber, Señor, que esa espada ha sido manchada por la actitud cobarde y servil de algunos que hoy ostentan el grado de General de la Nación y que engalanan su uniforme con condecoraciones "diplomáticas", que nada tienen que ver con las que se logran por "su valor en combate", en el campo de batalla.
Pero hay señor, otras fuerzas que tienen entre sus filas badulaques mediocres, soldaditos de plomo, los cuales no merecen ni logran respeto alguno por parte de sus subalternos.
Tan es así, que no se dan cuenta de las murmuraciones, de las miradas pícaras o de las sonrisas burlonas, cuando pasean por los pasillos de los emg.
Ignoran que esos gestos son los que ponen en tremenda duda su hombría como "jefe de manada"... Como macho rampante, como varón, así... Con v corta.
Sin embargo, han recibido la réplica de tu sable, entregado por lo más burdo, indolente y hediondo.
Lo esperanzado es que jamás lo usarán con estirpe bizarra. Lo guardarán para contarle a sus nietos fantasiosas historias, que los años... harán que la repitan una y otra vez.
Mi general, no padezcas tristezas por seres que no merecen ni siquiera haber nacido.
Ayúdanos a besar la cruz del Señor o la cruz de tu espada.
Somos miles... sólo tenemos que juntarnos para una cruzada... para la última entrega de nuestra propia existencia.
Para que nuestro paso por aquí haya tenido una razón de ser.
Padre de mi Patria, que también es la madre de todos, este argentino bien nacido te rinde su sincero homenaje, en representación de miles que quizás estén haciendo lo mismo.
Es en tu día y es mi emocionado... ¡Presente mi general!
Creo, Señor, que tal mal no ha estado.
¿No te parece?
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17 ago 2010
12 ago 2010
LA NACIÓN - 12/08/10
LA NACIÓN - 12/08/10
CARTA DE LECTORES
Inseguridad
Señor Director:
"Una joven madre en grave estado, su pequeño hijo que acaba de fallecer. Un hecho más, sólo uno más, del estado de inseguridad, sangre y muerte que campea en nuestro país.
"Con la autoridad empírica que me da haber sido víctima de cinco robos a mano armada, incluyendo dos secuestros, pregunto a nuestra primera mandataria, tan afecta a las tribunas para señalar y dar cátedra sobre temas tan diversos como, entre otros la decadencia económica de Europa o Estados Unidos, la continuidad del técnico de la selección nacional de fútbol, nuestra novedosa «matriz diversificada con inclusión social», la ingesta de carne de cerdo, las exportaciones con «valor agregado», los encajes bancarios, la Conquista del Desierto o el cultivo de soja.
"¿Podrá hacerse de algún momento para por primera vez referirse a las bandas de asesinos que se multiplican en nuestra ex república y en lo posible ocuparse de ellas?"
Salvador N. Turdo
Ingeniero químico
salvadorturdo@yahoo.com.ar
CARTA DE LECTORES
Inseguridad
Señor Director:
"Una joven madre en grave estado, su pequeño hijo que acaba de fallecer. Un hecho más, sólo uno más, del estado de inseguridad, sangre y muerte que campea en nuestro país.
"Con la autoridad empírica que me da haber sido víctima de cinco robos a mano armada, incluyendo dos secuestros, pregunto a nuestra primera mandataria, tan afecta a las tribunas para señalar y dar cátedra sobre temas tan diversos como, entre otros la decadencia económica de Europa o Estados Unidos, la continuidad del técnico de la selección nacional de fútbol, nuestra novedosa «matriz diversificada con inclusión social», la ingesta de carne de cerdo, las exportaciones con «valor agregado», los encajes bancarios, la Conquista del Desierto o el cultivo de soja.
"¿Podrá hacerse de algún momento para por primera vez referirse a las bandas de asesinos que se multiplican en nuestra ex república y en lo posible ocuparse de ellas?"
Salvador N. Turdo
Ingeniero químico
salvadorturdo@yahoo.com.ar
15 jul 2010
BIPOLARIDAD PRESIDENCIAL
BIPOLARIDAD PRESIDENCIAL
Resumiendo y simplificando, la bipolaridad es un trastorno de la conducta humana caracterizado por estados de ánimo opuestos y extremos: de la depresión se pasa a la euforia, de la alegría a la tristeza, en forma exagerada y durante períodos de tiempo alternados.
Se dice que Cristina Fernández de Kirchner presenta patrones de conducta bipolar. Si bien desconocemos si la presidente padece realmente esta patología, con el título de este artículo queremos referirnos a su comportamiento con respecto a la política nacional interna y externa.
La política económica del gobierno muestra algunos rasgos llamativamente “bipolares”. Por un lado se nos presentan altísimos índices de producción y recaudación y bajísimos índices inflacionarios. Por el otro lado, los expertos económicos, las consultoras y el mismo Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, Indec, contradicen las cifras del ministerio de economía, de los funcionarios y de la misma presidente, quien, para convencer a la población sobre la verdad de los números, necesita de discursos, balcones, palcos, actos partidarios y fuerzas de choque movilizadas, entre otros, por dos personajes poco afectos al trato cordial y pacífico: Luis D’Elía y Guillermo Moreno.
En lo que hace a la política social, con "matriz de distribución igualitaria”, por un lado se verifica la entrega de 600 millones de pesos para el fútbol “para todos” y la estatización de nuestra línea aérea de bandera, pero los fondos provienen de la Anses. Es decir, se roban los dineros de los jubilados para destinarlos a la “clientela” kirchnerista del inmenso conurbano bonaerense, un baluarte indiscutido de la política K, que paga con dádivas diversas los plantones y los votos de la gente humilde y desposeída. A cambio, los jubilados podrán ver fútbol gratis y viajar en avión con alguna rebajita.
Otro de los comportamientos “bipolares” de Cristina se puso de manifiesto cuando expresó que Dios la había elegido para que fuese la presidenta del bicentenario, pero se negó a asistir a los oficios religiosos en el aniversario de nuestra independencia, no fuera que Dios le pidiera algo más, le exigiera algo a cambio, o la reconviniera por alguna conducta incongruente.
Los enfrentamientos con la iglesia, los militares y el campo también tienen sus contrastes exagerados. En el tema agropecuario, la guerra declarada a los productores en general y a los sojeros en particular tuvo como contrapartida la cosecha récord de esta oleaginosa y el efecto opuesto al discurso de la presidente: en lugar de mermar, el área sembrada con el “yuyo” aumentó considerablemente. Como la actividad agropecuaria y las retenciones a la soja son un importante sostén de la caja kirchnerista, era menester hacer las paces con el sector y dar marcha atrás en algunos temas urticantes.
Sin embargo, como consecuencia de las erradas políticas de la actual administración en materia de comercio exterior, los chinos se negaron a comprar el aceite de soja de fabricación nacional, que ahora deberá encontrar nuevos mercados. Para intentar destrabar el tema y “aceitar” las relaciones con el gigante asiático, Cristina se trasladó hasta China, pero en lugar de vender soja terminó comprando trenes. Y para colmo obsoletos, el material de descarte, aunque esta vez no fue a través de ninguna embajada paralela, sino personalmente, endeudando nuevamente al país por altísimas cifras, que pagaremos entre todos los argentinos, los usuarios de los trenes, los cartoneros, los pobladores del Impenetrable, usted y nosotros.
En lo que hace a las relaciones internacionales, Cristina Fernández se ha declarado abiertamente a favor de la paz, de la no beligerancia y de la reducción de armas nucleares. Pero, por detrás, se ha aliado o manifestado su apoyo a algunos personajes siniestros que propugnan el terrorismo internacional: el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, Hugo Chávez, Fidel Castro, Mouammar Kadhafi, o las FARC.
Tal vez lo más irritante de la conducta presidencial bipolar sea el desmesurado incremento de la fortuna del matrimonio K, que no deja de aumentar desde que ambos se encuentran en la función pública, mientras en ciertos rincones del país, por ejemplo la provincia del Chaco, los alarmantes índices de hambre y pobreza ya se han cobrado la vida de algunos integrantes de la comunidad toba, como Rosa Molina, que falleció hace dos años por desnutrición. Tenía la misma edad que Cristina Fernández, pero pesaba solamente 27 kilos.
La “bipolaridad” presidencial afecta seriamente su credibilidad interna y externa, ya que su discurso va por un lado y su conducta por otro. Lo más grave es que nos afecta en nuestra vida cotidiana a todos los argentinos. Sería conveniente que la señora presidenta mostrara una imagen transparente, que fuera el espejo de una conducta intachable, de estricta coherencia entre sus dichos y sus hechos, y que sirviera de ejemplo a sus gobernados, recordando que no sólo hace falta ser bueno sino también parecerlo.
Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz
Resumiendo y simplificando, la bipolaridad es un trastorno de la conducta humana caracterizado por estados de ánimo opuestos y extremos: de la depresión se pasa a la euforia, de la alegría a la tristeza, en forma exagerada y durante períodos de tiempo alternados.
Se dice que Cristina Fernández de Kirchner presenta patrones de conducta bipolar. Si bien desconocemos si la presidente padece realmente esta patología, con el título de este artículo queremos referirnos a su comportamiento con respecto a la política nacional interna y externa.
La política económica del gobierno muestra algunos rasgos llamativamente “bipolares”. Por un lado se nos presentan altísimos índices de producción y recaudación y bajísimos índices inflacionarios. Por el otro lado, los expertos económicos, las consultoras y el mismo Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, Indec, contradicen las cifras del ministerio de economía, de los funcionarios y de la misma presidente, quien, para convencer a la población sobre la verdad de los números, necesita de discursos, balcones, palcos, actos partidarios y fuerzas de choque movilizadas, entre otros, por dos personajes poco afectos al trato cordial y pacífico: Luis D’Elía y Guillermo Moreno.
En lo que hace a la política social, con "matriz de distribución igualitaria”, por un lado se verifica la entrega de 600 millones de pesos para el fútbol “para todos” y la estatización de nuestra línea aérea de bandera, pero los fondos provienen de la Anses. Es decir, se roban los dineros de los jubilados para destinarlos a la “clientela” kirchnerista del inmenso conurbano bonaerense, un baluarte indiscutido de la política K, que paga con dádivas diversas los plantones y los votos de la gente humilde y desposeída. A cambio, los jubilados podrán ver fútbol gratis y viajar en avión con alguna rebajita.
Otro de los comportamientos “bipolares” de Cristina se puso de manifiesto cuando expresó que Dios la había elegido para que fuese la presidenta del bicentenario, pero se negó a asistir a los oficios religiosos en el aniversario de nuestra independencia, no fuera que Dios le pidiera algo más, le exigiera algo a cambio, o la reconviniera por alguna conducta incongruente.
Los enfrentamientos con la iglesia, los militares y el campo también tienen sus contrastes exagerados. En el tema agropecuario, la guerra declarada a los productores en general y a los sojeros en particular tuvo como contrapartida la cosecha récord de esta oleaginosa y el efecto opuesto al discurso de la presidente: en lugar de mermar, el área sembrada con el “yuyo” aumentó considerablemente. Como la actividad agropecuaria y las retenciones a la soja son un importante sostén de la caja kirchnerista, era menester hacer las paces con el sector y dar marcha atrás en algunos temas urticantes.
Sin embargo, como consecuencia de las erradas políticas de la actual administración en materia de comercio exterior, los chinos se negaron a comprar el aceite de soja de fabricación nacional, que ahora deberá encontrar nuevos mercados. Para intentar destrabar el tema y “aceitar” las relaciones con el gigante asiático, Cristina se trasladó hasta China, pero en lugar de vender soja terminó comprando trenes. Y para colmo obsoletos, el material de descarte, aunque esta vez no fue a través de ninguna embajada paralela, sino personalmente, endeudando nuevamente al país por altísimas cifras, que pagaremos entre todos los argentinos, los usuarios de los trenes, los cartoneros, los pobladores del Impenetrable, usted y nosotros.
En lo que hace a las relaciones internacionales, Cristina Fernández se ha declarado abiertamente a favor de la paz, de la no beligerancia y de la reducción de armas nucleares. Pero, por detrás, se ha aliado o manifestado su apoyo a algunos personajes siniestros que propugnan el terrorismo internacional: el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, Hugo Chávez, Fidel Castro, Mouammar Kadhafi, o las FARC.
Tal vez lo más irritante de la conducta presidencial bipolar sea el desmesurado incremento de la fortuna del matrimonio K, que no deja de aumentar desde que ambos se encuentran en la función pública, mientras en ciertos rincones del país, por ejemplo la provincia del Chaco, los alarmantes índices de hambre y pobreza ya se han cobrado la vida de algunos integrantes de la comunidad toba, como Rosa Molina, que falleció hace dos años por desnutrición. Tenía la misma edad que Cristina Fernández, pero pesaba solamente 27 kilos.
La “bipolaridad” presidencial afecta seriamente su credibilidad interna y externa, ya que su discurso va por un lado y su conducta por otro. Lo más grave es que nos afecta en nuestra vida cotidiana a todos los argentinos. Sería conveniente que la señora presidenta mostrara una imagen transparente, que fuera el espejo de una conducta intachable, de estricta coherencia entre sus dichos y sus hechos, y que sirviera de ejemplo a sus gobernados, recordando que no sólo hace falta ser bueno sino también parecerlo.
Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz
8 jul 2010
9 de julio de 1816 - Declaración de la Independencia Argentina
LIBERTAD, LIBERTAD, LIBERTAD
A raíz de la inusitada difusión de nuestro artículo anterior y ante la imposibilidad de responder individualmente la enorme cantidad de comentarios recibidos -a favor y en contra- aprovechamos este nuevo aniversario de nuestra Independencia para elaborar algunas reflexiones.
Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz
A raíz de la inusitada difusión de nuestro artículo anterior y ante la imposibilidad de responder individualmente la enorme cantidad de comentarios recibidos -a favor y en contra- aprovechamos este nuevo aniversario de nuestra Independencia para elaborar algunas reflexiones.
A la gran mayoría de ellos, que fueron positivos, muchas gracias. A los que con altura lo han rechazado, muchas gracias. Y a los que respondieron con insultos y descalificaciones, gracias también. Nuestro blog refleja un modo de ver la realidad del país, la nuestra, pero estamos abiertos a todo pensamiento serio, aunque se enfrente con el nuestro. En el primer párrafo del artículo decíamos que sabíamos que sería polémico. Así es la democracia, y sólo así podremos crecer.
Los dos pilares del sistema republicano, en el que queremos vivir, son la división de poderes y la libertad de expresión. Así lo han entendido aquellas naciones en el mundo con las que compartimos un presente soberano.
Así lo entendieron también los diputados provinciales que se reunieron en Tucumán a mediados de 1816 y que proclamaron al mundo nuestra independencia de España. De la misma manera se pronunciaron años más tarde los constituyentes que, reunidos en Santa Fe, nos dejaron como legado una Carta Magna en la que están enumerados nuestros deberes y derechos.
En la primera parte de nuestra Constitución se establecen desde ese momento y para siempre los derechos inalienables de los ciudadanos argentinos, concretando uno a uno los deseos expresados en el magnífico Preámbulo, que invita a todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino. Algunos ejemplos son los artículos 14, 16, 17, 18, 19 y 32, en el que, debido a las limitaciones tecnológicas de la época sólo se habla de la libertad de “imprenta”.
Además de proclamar la igualdad ante la ley y la abolición de cualquier prerrogativa de sangre, la sabiduría de aquellos hombres, que ofrendaron sus conocimientos y su tiempo antes (1816) y después (1853) de los sangrientos enfrentamientos internos que nos dividieron durante varias décadas, quiso dejarnos como herencia una Patria generosa y justa, grande y soberana. En alguna antigua moneda argentina solía leerse “En unión y libertad”, deseo expresado también por José Hernández en nuestro poema nacional, el Martín Fierro: “los hermanos sean unidos…”.
Los prohombres de la Patria, aquellos próceres lejanos, con sus virtudes y defectos, nos legaron la vocación de asumir la responsabilidad que a cada uno le cabe en la sociedad. Como periodistas entendemos que la nuestra es actuar como contrapeso a las acciones de los gobiernos de turno, promoviendo la participación de todos los sectores sociales en la construcción del presente ciudadano, siendo la voz de los que no tienen voz, escuchando y haciéndonos oír en el marco del respeto a pesar del disenso, porque la riqueza se obtiene de la pluralidad.
En aquellos lugares donde la democracia es una utopía, como el caso de Cuba -donde no queremos vivir-, la división de poderes y la libertad de expresión son inexistentes, mientras que los medios de comunicación -al igual que todos los resortes del Estado- responden a la férrea dictadura castrista, que asfixia las voces en disidencia o les impone la censura previa.
Los ideales de los hombres que forjaron el país y los de todos los que trabajaron y trabajan silenciosamente por su grandeza están plasmados en los versos de nuestro himno nacional, con los que titulamos esta columna:
Oíd mortales el grito sagrado:
libertad, libertad, libertad.
El aprendizaje de la vida en libertad supone un inmenso desafío: el respeto por los derechos de todos los que habitamos este suelo, entre los que está incluida la libertad de expresión. Fue por la libertad que lucharon nuestros próceres, y por ella dieron la vida. El precio de la libertad es muy alto, es cierto, pero sin ella no vale la pena vivir, como remata también nuestro himno nacional:
Coronados de gloria vivamos
¡o juremos con gloria morir!
Los dos pilares del sistema republicano, en el que queremos vivir, son la división de poderes y la libertad de expresión. Así lo han entendido aquellas naciones en el mundo con las que compartimos un presente soberano.
Así lo entendieron también los diputados provinciales que se reunieron en Tucumán a mediados de 1816 y que proclamaron al mundo nuestra independencia de España. De la misma manera se pronunciaron años más tarde los constituyentes que, reunidos en Santa Fe, nos dejaron como legado una Carta Magna en la que están enumerados nuestros deberes y derechos.
En la primera parte de nuestra Constitución se establecen desde ese momento y para siempre los derechos inalienables de los ciudadanos argentinos, concretando uno a uno los deseos expresados en el magnífico Preámbulo, que invita a todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino. Algunos ejemplos son los artículos 14, 16, 17, 18, 19 y 32, en el que, debido a las limitaciones tecnológicas de la época sólo se habla de la libertad de “imprenta”.
Además de proclamar la igualdad ante la ley y la abolición de cualquier prerrogativa de sangre, la sabiduría de aquellos hombres, que ofrendaron sus conocimientos y su tiempo antes (1816) y después (1853) de los sangrientos enfrentamientos internos que nos dividieron durante varias décadas, quiso dejarnos como herencia una Patria generosa y justa, grande y soberana. En alguna antigua moneda argentina solía leerse “En unión y libertad”, deseo expresado también por José Hernández en nuestro poema nacional, el Martín Fierro: “los hermanos sean unidos…”.
Los prohombres de la Patria, aquellos próceres lejanos, con sus virtudes y defectos, nos legaron la vocación de asumir la responsabilidad que a cada uno le cabe en la sociedad. Como periodistas entendemos que la nuestra es actuar como contrapeso a las acciones de los gobiernos de turno, promoviendo la participación de todos los sectores sociales en la construcción del presente ciudadano, siendo la voz de los que no tienen voz, escuchando y haciéndonos oír en el marco del respeto a pesar del disenso, porque la riqueza se obtiene de la pluralidad.
En aquellos lugares donde la democracia es una utopía, como el caso de Cuba -donde no queremos vivir-, la división de poderes y la libertad de expresión son inexistentes, mientras que los medios de comunicación -al igual que todos los resortes del Estado- responden a la férrea dictadura castrista, que asfixia las voces en disidencia o les impone la censura previa.
Los ideales de los hombres que forjaron el país y los de todos los que trabajaron y trabajan silenciosamente por su grandeza están plasmados en los versos de nuestro himno nacional, con los que titulamos esta columna:
Oíd mortales el grito sagrado:
libertad, libertad, libertad.
El aprendizaje de la vida en libertad supone un inmenso desafío: el respeto por los derechos de todos los que habitamos este suelo, entre los que está incluida la libertad de expresión. Fue por la libertad que lucharon nuestros próceres, y por ella dieron la vida. El precio de la libertad es muy alto, es cierto, pero sin ella no vale la pena vivir, como remata también nuestro himno nacional:
Coronados de gloria vivamos
¡o juremos con gloria morir!
Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz
5 jul 2010
GANÓ ARGENTINA
GANÓ ARGENTINA
No dudamos de que el título y el desarrollo de este artículo van a ser polémicos.
A pesar de haber caído por goleada alemana en el campeonato mundial de fútbol de Sudáfrica 2010, Argentina ha ganado.
Perdió un seleccionado que llevaba nuestros colores por fuera, pero que tenía la impronta kirchnerista por dentro. La señora presidente soñaba con la Plaza de Mayo atestada de incondicionales admiradores (de los que vienen por el "jornal" de vino y sándwich), y un balcón compartido con Néstor, Maradona y Estela de Carlotto, entre otros emblemas de la "cultura" nacional actual. Una imagen que quedaría en la memoria colectiva por años y años. Choripán y circo del bicentenario. Ni pensar lo que hubiera sido el palco en Johannesburgo, con el discurso de la victoria del "modelo económico, político, social y deportivo" de Cristina -que todo el planeta debería implementar inmediatamente-, en caso de haber ganado el campeonato.
El fútbol es un deporte y, esencialmente, un juego. Pero ciertos países -y el nuestro no es la excepción- lo toman como una guerra, en la que los triunfos significan una conquista incuestionable del "modelo de gobierno" de turno. Así en 1978 como en 2010.
No. Argentina no perdió. Ha obtenido un triunfo resonante.
Don Diego, después de violentarse con algunos simpatizantes alemanes, se retiró humillado del estadio. Nosotros nos hemos sentido humillados desde el comienzo de esta ridícula puesta en escena. Nos humillan los 600 millones destinados al fútbol y robados a los jubilados. Nos humilla un presidente vitalicio de la AFA que no ha hecho más que vivir del erario público. Nos humillan los cientos de miles de decodificadores pagados con el sudor de los que trabajan y distribuidos a la "clientela" electoralista. Nos humilla un director técnico soberbio, pedante y maleducado, que está convencido de que es dios. Nos humilla la presencia de Estela de Carlotto en Sudáfrica para autopromover su indecente candidatura al Premio Nobel de la Paz. Nos humillan los barrasbravas, cuya presencia en el continente africano "nadie" puede explicar, como tampoco su conducta violenta y su consecuente deportación.
Diego Armando Maradona fue en otra época, y sin duda alguna, un superdotado en sus piernas, aunque los dotes en el otro extremo de su cuerpo parecen inversamente proporcionales. A él le debemos una copa mundial obtenida con trampa, por la viveza criolla que pasó a la historia como "la mano de Dios", y también la bochornosa expulsión de otro mundial a raíz de su adicción a las drogas.
No llama la atención lo que los diarios del mundo publican ahora sobre "el 10". Queda claro que es repudiado en todo el universo, a excepción de su país natal. Simplemente está cosechando su siembra: el fruto de su desprecio histórico hacia el resto de los mortales.
Ser excluidos del campeonato mundial de fútbol significó quitarles el caramelo de la boca al populista matrimonio presidencial, al inmoral presidente de la AFA, a la dudosa abuela Carlotto y al fracasado Director Técnico de la selección nacional.
Maradona ha dejado sin libreto a la presidente y a su cohorte de funcionarios inútiles y corruptos. ¿Qué hará ahora la primera magistrada? ¿Cómo seguirá la obra? ¿A quién acusará de haberle "secuestrado los goles"? ¿A la Fifa? ¿A los sudafricanos? ¿A Messi?
A Maradona, ciertamente no.
A Maradona sólo le cabe la derrota de la selección nacional en la copa del mundo e, irónicamente, el extraordinario triunfo de Argentina.
Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz
No dudamos de que el título y el desarrollo de este artículo van a ser polémicos.
A pesar de haber caído por goleada alemana en el campeonato mundial de fútbol de Sudáfrica 2010, Argentina ha ganado.
Perdió un seleccionado que llevaba nuestros colores por fuera, pero que tenía la impronta kirchnerista por dentro. La señora presidente soñaba con la Plaza de Mayo atestada de incondicionales admiradores (de los que vienen por el "jornal" de vino y sándwich), y un balcón compartido con Néstor, Maradona y Estela de Carlotto, entre otros emblemas de la "cultura" nacional actual. Una imagen que quedaría en la memoria colectiva por años y años. Choripán y circo del bicentenario. Ni pensar lo que hubiera sido el palco en Johannesburgo, con el discurso de la victoria del "modelo económico, político, social y deportivo" de Cristina -que todo el planeta debería implementar inmediatamente-, en caso de haber ganado el campeonato.
El fútbol es un deporte y, esencialmente, un juego. Pero ciertos países -y el nuestro no es la excepción- lo toman como una guerra, en la que los triunfos significan una conquista incuestionable del "modelo de gobierno" de turno. Así en 1978 como en 2010.
No. Argentina no perdió. Ha obtenido un triunfo resonante.
Don Diego, después de violentarse con algunos simpatizantes alemanes, se retiró humillado del estadio. Nosotros nos hemos sentido humillados desde el comienzo de esta ridícula puesta en escena. Nos humillan los 600 millones destinados al fútbol y robados a los jubilados. Nos humilla un presidente vitalicio de la AFA que no ha hecho más que vivir del erario público. Nos humillan los cientos de miles de decodificadores pagados con el sudor de los que trabajan y distribuidos a la "clientela" electoralista. Nos humilla un director técnico soberbio, pedante y maleducado, que está convencido de que es dios. Nos humilla la presencia de Estela de Carlotto en Sudáfrica para autopromover su indecente candidatura al Premio Nobel de la Paz. Nos humillan los barrasbravas, cuya presencia en el continente africano "nadie" puede explicar, como tampoco su conducta violenta y su consecuente deportación.
Diego Armando Maradona fue en otra época, y sin duda alguna, un superdotado en sus piernas, aunque los dotes en el otro extremo de su cuerpo parecen inversamente proporcionales. A él le debemos una copa mundial obtenida con trampa, por la viveza criolla que pasó a la historia como "la mano de Dios", y también la bochornosa expulsión de otro mundial a raíz de su adicción a las drogas.
No llama la atención lo que los diarios del mundo publican ahora sobre "el 10". Queda claro que es repudiado en todo el universo, a excepción de su país natal. Simplemente está cosechando su siembra: el fruto de su desprecio histórico hacia el resto de los mortales.
Ser excluidos del campeonato mundial de fútbol significó quitarles el caramelo de la boca al populista matrimonio presidencial, al inmoral presidente de la AFA, a la dudosa abuela Carlotto y al fracasado Director Técnico de la selección nacional.
Maradona ha dejado sin libreto a la presidente y a su cohorte de funcionarios inútiles y corruptos. ¿Qué hará ahora la primera magistrada? ¿Cómo seguirá la obra? ¿A quién acusará de haberle "secuestrado los goles"? ¿A la Fifa? ¿A los sudafricanos? ¿A Messi?
A Maradona, ciertamente no.
A Maradona sólo le cabe la derrota de la selección nacional en la copa del mundo e, irónicamente, el extraordinario triunfo de Argentina.
Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz
26 jun 2010
Estela de Carlotto y el Nobel de la Paz
LA NACIÓN, 26/06/10
Editorial
Estela de Carlotto y el Nobel de la Paz
La postulación de la asociación Abuelas de Plaza de Mayo al Premio Nobel de la Paz motiva algunas reflexiones sobre el apoyo explícito del Estado argentino y sus funcionarios a determinadas entidades que continúan manteniendo una visión sesgada respecto de la dolorosa década del 70.
El galardón para el que se propone a la organización liderada por Estela de Carlotto debería ser otorgado a quien lograra cerrar con justicia, para todos los actores, las heridas del conflicto que desde hace décadas produce enfrentamientos, en algunos casos muy graves, entre los argentinos.
Buscar la identidad de los hijos de personas desaparecidas es indudablemente meritorio por su intención reparadora, por la sensibilidad del acto y, en definitiva, por el pleno ejercicio de justicia que ello lleva implícito.
No obstante, algunas de las acciones que apuntan a aquel objetivo pueden colisionar con las libertades individuales de las personas cuando las supuestas víctimas son adultas y no desean conocer su origen. El caso de Marcela y Felipe Noble es una clara muestra del avasallamiento de los derechos humanos en nombre de los derechos humanos. Otro caso controvertido, denunciado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, es el de Roberto Julián Gutiérrez, un joven sindicado erróneamente como nieto de Estela de Carlotto, que se enteró de que era adoptado cuando se tramitaba en un juzgado la obtención de su patrón genético; el joven sufrió un grave daño moral al enterarse de circunstancias personales que hubiera preferido conversar con sus padres.
Es verdad que para motorizar cambios es necesaria la voluntad política, pero si ésta se ejerce sin límites morales, como en los casos citados, se transforma en expresión cabal del autoritarismo.
Un defensor de los derechos humanos no puede olvidar que su lucha siempre debe ser en favor de la libertad para todos y velar por el control de gobiernos que suelen verse tentados a avasallar los derechos individuales.
En tal sentido, la lucha por los derechos humanos puede quedar deslegitimada cuando pasa a ser un instrumento funcional a intereses de una fracción política, especialmente cuando se trata de un gobierno que no respeta los derechos de las víctimas de delitos de lesa humanidad cometidos desde organizaciones terroristas y que bastardea la bandera de los derechos humanos para someter a quienes considera sus acérrimos enemigos.
La funcionalidad a un gobierno que, por ejemplo, emplea casi permanentemente el pretexto de la defensa de los derechos humanos para intimidar a algunos medios de prensa puede terminar desacreditando el valor de muchas acciones de organizaciones civiles que, en su momento, se habían hecho merecedoras de un bien ganado prestigio.
Estela de Carlotto está transitando activamente el mundo de la política y reclamando protagonismo. La participación política siempre debe ser bienvenida, pero los intereses partidarios no deben nunca condicionar la indispensable independencia que debe mantener quien milita en una organización no gubernamental cuyos fines están íntimamente vinculados al contralor de los actos y eventuales abusos de poder de las autoridades públicas.
Sería altamente positivo, para su propia organización y para la necesaria pacificación del país, que las integrantes de Abuelas de Plaza de Mayo no abrazaran una versión distorsionada de la verdad histórica, en la cual voluntariamente desaparecen muchas víctimas inocentes del terrorismo de los años 70, como Rosita Caro, una niña de siete años muerta por el estallido de una bomba, por citar sólo un ejemplo.
Si Estela de Carlotto aspira realmente a obtener el Premio Nobel de la Paz para su organización, debería emplear un discurso mucho más inclusivo y superador, que comprenda una visión integral de nuestro pasado trágico. Cualquier otro discurso que fomente la inequidad o la discriminación de seres humanos que sufrieron directa o indirectamente las consecuencias de episodios aberrantes resulta consagratorio de la impunidad por omisión.
La simpatía de Estela de Carlotto hacia los gobiernos más totalitarios y antidemocráticos de nuestra región, como los de Cuba y Venezuela, sobre cuyos gravísimos y aberrantes crímenes contra opositores y disidentes nada ha dicho, tampoco puede contribuir a crear una amplia corriente de apoyo nacional y mundial al otorgamiento del Nobel de la Paz.
En conclusión, todo argentino que aspire a un galardón internacional tan trascendente debería bregar por el reencuentro y la reconciliación de sus compatriotas, algo que difícilmente se logre si se apoya un tratamiento desigual por parte de la Justicia respecto de quienes estuvieron enfrentados en los años 70 y se consiente una manipulación de los derechos humanos al servicio de mezquindades políticas.
Editorial
Estela de Carlotto y el Nobel de la Paz
La postulación de la asociación Abuelas de Plaza de Mayo al Premio Nobel de la Paz motiva algunas reflexiones sobre el apoyo explícito del Estado argentino y sus funcionarios a determinadas entidades que continúan manteniendo una visión sesgada respecto de la dolorosa década del 70.
El galardón para el que se propone a la organización liderada por Estela de Carlotto debería ser otorgado a quien lograra cerrar con justicia, para todos los actores, las heridas del conflicto que desde hace décadas produce enfrentamientos, en algunos casos muy graves, entre los argentinos.
Buscar la identidad de los hijos de personas desaparecidas es indudablemente meritorio por su intención reparadora, por la sensibilidad del acto y, en definitiva, por el pleno ejercicio de justicia que ello lleva implícito.
No obstante, algunas de las acciones que apuntan a aquel objetivo pueden colisionar con las libertades individuales de las personas cuando las supuestas víctimas son adultas y no desean conocer su origen. El caso de Marcela y Felipe Noble es una clara muestra del avasallamiento de los derechos humanos en nombre de los derechos humanos. Otro caso controvertido, denunciado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, es el de Roberto Julián Gutiérrez, un joven sindicado erróneamente como nieto de Estela de Carlotto, que se enteró de que era adoptado cuando se tramitaba en un juzgado la obtención de su patrón genético; el joven sufrió un grave daño moral al enterarse de circunstancias personales que hubiera preferido conversar con sus padres.
Es verdad que para motorizar cambios es necesaria la voluntad política, pero si ésta se ejerce sin límites morales, como en los casos citados, se transforma en expresión cabal del autoritarismo.
Un defensor de los derechos humanos no puede olvidar que su lucha siempre debe ser en favor de la libertad para todos y velar por el control de gobiernos que suelen verse tentados a avasallar los derechos individuales.
En tal sentido, la lucha por los derechos humanos puede quedar deslegitimada cuando pasa a ser un instrumento funcional a intereses de una fracción política, especialmente cuando se trata de un gobierno que no respeta los derechos de las víctimas de delitos de lesa humanidad cometidos desde organizaciones terroristas y que bastardea la bandera de los derechos humanos para someter a quienes considera sus acérrimos enemigos.
La funcionalidad a un gobierno que, por ejemplo, emplea casi permanentemente el pretexto de la defensa de los derechos humanos para intimidar a algunos medios de prensa puede terminar desacreditando el valor de muchas acciones de organizaciones civiles que, en su momento, se habían hecho merecedoras de un bien ganado prestigio.
Estela de Carlotto está transitando activamente el mundo de la política y reclamando protagonismo. La participación política siempre debe ser bienvenida, pero los intereses partidarios no deben nunca condicionar la indispensable independencia que debe mantener quien milita en una organización no gubernamental cuyos fines están íntimamente vinculados al contralor de los actos y eventuales abusos de poder de las autoridades públicas.
Sería altamente positivo, para su propia organización y para la necesaria pacificación del país, que las integrantes de Abuelas de Plaza de Mayo no abrazaran una versión distorsionada de la verdad histórica, en la cual voluntariamente desaparecen muchas víctimas inocentes del terrorismo de los años 70, como Rosita Caro, una niña de siete años muerta por el estallido de una bomba, por citar sólo un ejemplo.
Si Estela de Carlotto aspira realmente a obtener el Premio Nobel de la Paz para su organización, debería emplear un discurso mucho más inclusivo y superador, que comprenda una visión integral de nuestro pasado trágico. Cualquier otro discurso que fomente la inequidad o la discriminación de seres humanos que sufrieron directa o indirectamente las consecuencias de episodios aberrantes resulta consagratorio de la impunidad por omisión.
La simpatía de Estela de Carlotto hacia los gobiernos más totalitarios y antidemocráticos de nuestra región, como los de Cuba y Venezuela, sobre cuyos gravísimos y aberrantes crímenes contra opositores y disidentes nada ha dicho, tampoco puede contribuir a crear una amplia corriente de apoyo nacional y mundial al otorgamiento del Nobel de la Paz.
En conclusión, todo argentino que aspire a un galardón internacional tan trascendente debería bregar por el reencuentro y la reconciliación de sus compatriotas, algo que difícilmente se logre si se apoya un tratamiento desigual por parte de la Justicia respecto de quienes estuvieron enfrentados en los años 70 y se consiente una manipulación de los derechos humanos al servicio de mezquindades políticas.
18 jun 2010
20 de JUNIO - DÍA DE LA BANDERA
BANDERA
Tremolando en el cielo la bandera
no parece bandera, sino cielo:
O mi bandera se pintó de cielo,
o el cielo se ha pintado de bandera.
Yo bendigo mi cielo y mi bandera,
porque en este anhelar bandera y cielo
no hallo mejor bandera que mi cielo,
ni otro cielo mejor que mi bandera.
Pueden, bajo bandera o bajo cielo,
blasfemar contra el cielo o la bandera
quienes no crean en bandera y cielo;
que mientras en el cielo haya bandera
y en la bandera de mi patria, cielo,
será bandera y cielo mi bandera.
Alejandro Nores Martínez
Tremolando en el cielo la bandera
no parece bandera, sino cielo:
O mi bandera se pintó de cielo,
o el cielo se ha pintado de bandera.
Yo bendigo mi cielo y mi bandera,
porque en este anhelar bandera y cielo
no hallo mejor bandera que mi cielo,
ni otro cielo mejor que mi bandera.
Pueden, bajo bandera o bajo cielo,
blasfemar contra el cielo o la bandera
quienes no crean en bandera y cielo;
que mientras en el cielo haya bandera
y en la bandera de mi patria, cielo,
será bandera y cielo mi bandera.
Alejandro Nores Martínez
28 may 2010
ASÍ LO VIVIMOS
ASÍ LO VIVIMOS
Desde Córdoba, nuestro lugar de residencia, observamos por la pantalla de la TV todos los brillos y miserias del festejo del bicentenario de la Revolución de Mayo en la capital del país.
En el desfile militar, organizado por el propio Estado -y vaya ironía-, brilló por su ausencia la comandante en jefe, poniendo el broche de oro al desprecio que sienten ella y su entorno por los uniformados. Este hecho contrastó notablemente con la masiva concurrencia de la ciudadanía, que se volcó espontáneamente a saludar el paso de los integrantes de nuestras fuerzas armadas y reconocerlos con patriótica algarabía. De la misma forma que en Córdoba, la escasez y antigüedad de armamento, móviles, equipos y recursos se trató de ocultar con millares de efectivos que, probablemente, en caso de un conflicto armado tendrán que recurrir al ingenio y apelar a la buena voluntad divina para defender a la Patria.
Los otros desplantes de la primera magistrada incluyeron la velada de gala en el teatro Colón, nuestro máximo coliseo finalmente restaurado y, como no podía ser de otra manera, el tradicional Tedéum en la catedral. En este caso, seguramente ante la imposibilidad de arrear borregos partidarios, optó por hacer "rancho aparte" en otro Tedéum en la basílica de Luján, demostrando una vez más la mezquindad espiritual de quien persiste en mantener desunido a su propio pueblo a fin de servir a sus apetitos personales de poder.
Los actos programados por el oficialismo, en tanto -que superaron todos los costos imaginables (hasta la limpieza posterior)-, dejaron un sabor a duda en lo que se refiere a constituir "expresiones de cultura", ya que el aparatoso y estrafalario espectáculo montado por la presidencia no significó precisamente un ejercicio de buen gusto.
Tampoco quedó en claro quiénes era los "dos mil artistas" en escena, ya que la función tuvo más que ver con los trapecistas de un circo o la cumbia villera que con la cultura ciudadana importada y cultivada por criollos e inmigrantes durante doscientos años. En este marco, la primera magistrada no despegaba en absoluto. Por el contrario, era la figura más apropiada para ese escenario de la extravagancia y la desmesura.
En el paseo del bicentenario, por su parte, que no fue otra cosa que una especie de feria de productos regionales, la presidente se ocupó especialmente en instalar el quiosco ideológico de madres y abuelas, con el propósito habitual de "dar la nota". Lo mismo ocurrió en el correo central, donde el acto más significativo lo constituyó la sesión de fotos de la presidente frente al mural de Siqueiros.
Otro capítulo de los "festejos" estuvo constituido por la galería de patriotas inaugurada en la Casa Rosada, donde el contraste entre José de San Martín y el Che Guevara resulta francamente intolerable, una afrenta similar a ubicar la biblia, no ya junto al calefón, sino al lado del inodoro.
Las iniquidades kristinistas, sin embargo, tuvieron su efecto bumerán: para el momento de la cena, seis de los siete presidentes latinoamericanos que arribaron al país en la tarde del 25, habían regresado a sus respectivos países, urgidos por atender las necesidades locales, aun los autoproclamados "socialistas del siglo XXI". Esto dejó al inefable Hugo Chávez sin audiencia obsecuente; solamente la primera magistrada debió compartir y competir con la verborragia populista del venezolano.
La fiesta mayor de la Patria, no obstante, recién llegará el 9 de julio de 2016, cuando podamos festejar con inmensa alegría los 200 años de nuestra independencia de la metrópoli española y coronarnos de gloria con la absoluta derrota de la korrupción kirchnerista.
Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz
Desde Córdoba, nuestro lugar de residencia, observamos por la pantalla de la TV todos los brillos y miserias del festejo del bicentenario de la Revolución de Mayo en la capital del país.
En el desfile militar, organizado por el propio Estado -y vaya ironía-, brilló por su ausencia la comandante en jefe, poniendo el broche de oro al desprecio que sienten ella y su entorno por los uniformados. Este hecho contrastó notablemente con la masiva concurrencia de la ciudadanía, que se volcó espontáneamente a saludar el paso de los integrantes de nuestras fuerzas armadas y reconocerlos con patriótica algarabía. De la misma forma que en Córdoba, la escasez y antigüedad de armamento, móviles, equipos y recursos se trató de ocultar con millares de efectivos que, probablemente, en caso de un conflicto armado tendrán que recurrir al ingenio y apelar a la buena voluntad divina para defender a la Patria.
Los otros desplantes de la primera magistrada incluyeron la velada de gala en el teatro Colón, nuestro máximo coliseo finalmente restaurado y, como no podía ser de otra manera, el tradicional Tedéum en la catedral. En este caso, seguramente ante la imposibilidad de arrear borregos partidarios, optó por hacer "rancho aparte" en otro Tedéum en la basílica de Luján, demostrando una vez más la mezquindad espiritual de quien persiste en mantener desunido a su propio pueblo a fin de servir a sus apetitos personales de poder.
Los actos programados por el oficialismo, en tanto -que superaron todos los costos imaginables (hasta la limpieza posterior)-, dejaron un sabor a duda en lo que se refiere a constituir "expresiones de cultura", ya que el aparatoso y estrafalario espectáculo montado por la presidencia no significó precisamente un ejercicio de buen gusto.
Tampoco quedó en claro quiénes era los "dos mil artistas" en escena, ya que la función tuvo más que ver con los trapecistas de un circo o la cumbia villera que con la cultura ciudadana importada y cultivada por criollos e inmigrantes durante doscientos años. En este marco, la primera magistrada no despegaba en absoluto. Por el contrario, era la figura más apropiada para ese escenario de la extravagancia y la desmesura.
En el paseo del bicentenario, por su parte, que no fue otra cosa que una especie de feria de productos regionales, la presidente se ocupó especialmente en instalar el quiosco ideológico de madres y abuelas, con el propósito habitual de "dar la nota". Lo mismo ocurrió en el correo central, donde el acto más significativo lo constituyó la sesión de fotos de la presidente frente al mural de Siqueiros.
Otro capítulo de los "festejos" estuvo constituido por la galería de patriotas inaugurada en la Casa Rosada, donde el contraste entre José de San Martín y el Che Guevara resulta francamente intolerable, una afrenta similar a ubicar la biblia, no ya junto al calefón, sino al lado del inodoro.
Las iniquidades kristinistas, sin embargo, tuvieron su efecto bumerán: para el momento de la cena, seis de los siete presidentes latinoamericanos que arribaron al país en la tarde del 25, habían regresado a sus respectivos países, urgidos por atender las necesidades locales, aun los autoproclamados "socialistas del siglo XXI". Esto dejó al inefable Hugo Chávez sin audiencia obsecuente; solamente la primera magistrada debió compartir y competir con la verborragia populista del venezolano.
La fiesta mayor de la Patria, no obstante, recién llegará el 9 de julio de 2016, cuando podamos festejar con inmensa alegría los 200 años de nuestra independencia de la metrópoli española y coronarnos de gloria con la absoluta derrota de la korrupción kirchnerista.
Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz
LA NACIÓN, 28/05/10
CARTAS DE LECTORES
Ausencia
Señor Director:
"Asombrado, observé que el desfile militar celebrado por los 200 años de la patria comenzaba sin la presencia de su comandante en jefe, la señora presidenta de la República, hecho que me llamó mucho la atención, ya que en la celebración del bicentenario de la República de Venezuela la vi instalada en un palco junto al presidente de ese país, Hugo Chávez, presenciando un desfile militar por la misma celebración, pero de mucha más duración.
"No entiendo: a Venezuela, que queda a miles de kilómetros de la Argentina, se puede asistir y al nuestro, en su patria, en la avenida 9 de Julio, a 25 kilómetros de la residencia presidencial de Olivos, no.
"Por lo tanto, con el derecho que tengo como argentino de peticionar a las autoridades, solicito que desde el Congreso se cite a la señora Presidenta en su carácter de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas a informar los motivos de su ausencia al desfile militar, desfile que por otra parte fue organizado por el Estado nacional."
Diego M. Ibarbia
Abogado DNI 4.443.046
Confusión
Señor Director:
"A la luz de los hechos no cabe duda de que se ha confundido. El que quiso que la señora Cristina Fernández de Kirchner fuera la presidenta del Bicentenario no fue Dios, sino su marido.
"Sería bueno que se lo aclararan."
Luis María Astarloa
lmastarloa@hotmail.com
CARTAS DE LECTORES
Ausencia
Señor Director:
"Asombrado, observé que el desfile militar celebrado por los 200 años de la patria comenzaba sin la presencia de su comandante en jefe, la señora presidenta de la República, hecho que me llamó mucho la atención, ya que en la celebración del bicentenario de la República de Venezuela la vi instalada en un palco junto al presidente de ese país, Hugo Chávez, presenciando un desfile militar por la misma celebración, pero de mucha más duración.
"No entiendo: a Venezuela, que queda a miles de kilómetros de la Argentina, se puede asistir y al nuestro, en su patria, en la avenida 9 de Julio, a 25 kilómetros de la residencia presidencial de Olivos, no.
"Por lo tanto, con el derecho que tengo como argentino de peticionar a las autoridades, solicito que desde el Congreso se cite a la señora Presidenta en su carácter de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas a informar los motivos de su ausencia al desfile militar, desfile que por otra parte fue organizado por el Estado nacional."
Diego M. Ibarbia
Abogado DNI 4.443.046
Confusión
Señor Director:
"A la luz de los hechos no cabe duda de que se ha confundido. El que quiso que la señora Cristina Fernández de Kirchner fuera la presidenta del Bicentenario no fue Dios, sino su marido.
"Sería bueno que se lo aclararan."
Luis María Astarloa
lmastarloa@hotmail.com
23 may 2010
BICENTENARIO
BICENTENARIO
Doscientos años del primer gobierno patrio, que nos encuentra a los argentinos divididos, crispados, empobrecidos y desesperanzados. Con lágrimas en los ojos, la presidente ha dicho que agradece a Dios que la eligiera para ser la titular del ejecutivo en estos momentos.
¡Pobre Dios… lo meten en cada brete!
La Patria nació dividida. Hoy, el revisionismo histórico cuenta que el 25 de mayo de 1810 fue un golpe en adhesión al rey de España, capturado por Napoleón; que fue un movimiento porteño, sin las provincias y contra ellas. Luego vienen las historias de saavedristas y morenistas, que si bien tenían profundas diferencias, no dudaron en trabajar codo a codo por una idea superior. No hubo mezquindad, por eso fue la semilla que permitió a nuestro país llegar a su independencia definitiva en 1816. Después siguieron las divisiones, el puerto contra las provincias, rosistas y antirosistas, unitarios y federales, hasta que logramos organizarnos y despachar nuestra primera y sabia Carta Magna, que fuera tan malignamente malograda en 1994.
En el Centenario, 1910, Argentina se hallaba en todo su esplendor, admirada por el resto del mundo, líder absoluto en la región y disputándole la supremacía al mismísimo Estados Unidos de Norteamérica. Los documentos de la época no pueden ser más elocuentes: desde 1853, medio siglo de inteligentes políticas de Estado habían redundado en estabilidad económica, moneda fuerte, progreso arrollador y la transformación de la "barbarie" de las pampas en uno de los lugares más atractivos y envidiados del nuevo continente.
Cien años después, fruto de los desaguisados cometidos por los políticos de todos los colores durante la segunda mitad del siglo XX y lo que va del XXI, el país se encuentra aún sin un rumbo definido en el cono sur americano, con una economía tambaleante, un sistema político poco serio y una apabullante falta de seguridad jurídica, que lo vuelven no confiable a los ojos de los posibles inversores del mundo.
La historia de nuestra Patria nos enseña que hubo muchos desencuentros y divisiones entre compatriotas, que estaban siendo lentamente superadas, hasta que en 2003 se instaló en la Casa Rosada una formidable máquina de destruir instituciones, de confrontar con todos los sectores y de dividir a los argentinos.
Así nos toma esta fecha patria... con los resultados a la vista, y con pocos motivos y pocas ganas de festejar.
Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz
Doscientos años del primer gobierno patrio, que nos encuentra a los argentinos divididos, crispados, empobrecidos y desesperanzados. Con lágrimas en los ojos, la presidente ha dicho que agradece a Dios que la eligiera para ser la titular del ejecutivo en estos momentos.
¡Pobre Dios… lo meten en cada brete!
La Patria nació dividida. Hoy, el revisionismo histórico cuenta que el 25 de mayo de 1810 fue un golpe en adhesión al rey de España, capturado por Napoleón; que fue un movimiento porteño, sin las provincias y contra ellas. Luego vienen las historias de saavedristas y morenistas, que si bien tenían profundas diferencias, no dudaron en trabajar codo a codo por una idea superior. No hubo mezquindad, por eso fue la semilla que permitió a nuestro país llegar a su independencia definitiva en 1816. Después siguieron las divisiones, el puerto contra las provincias, rosistas y antirosistas, unitarios y federales, hasta que logramos organizarnos y despachar nuestra primera y sabia Carta Magna, que fuera tan malignamente malograda en 1994.
En el Centenario, 1910, Argentina se hallaba en todo su esplendor, admirada por el resto del mundo, líder absoluto en la región y disputándole la supremacía al mismísimo Estados Unidos de Norteamérica. Los documentos de la época no pueden ser más elocuentes: desde 1853, medio siglo de inteligentes políticas de Estado habían redundado en estabilidad económica, moneda fuerte, progreso arrollador y la transformación de la "barbarie" de las pampas en uno de los lugares más atractivos y envidiados del nuevo continente.
Cien años después, fruto de los desaguisados cometidos por los políticos de todos los colores durante la segunda mitad del siglo XX y lo que va del XXI, el país se encuentra aún sin un rumbo definido en el cono sur americano, con una economía tambaleante, un sistema político poco serio y una apabullante falta de seguridad jurídica, que lo vuelven no confiable a los ojos de los posibles inversores del mundo.
La historia de nuestra Patria nos enseña que hubo muchos desencuentros y divisiones entre compatriotas, que estaban siendo lentamente superadas, hasta que en 2003 se instaló en la Casa Rosada una formidable máquina de destruir instituciones, de confrontar con todos los sectores y de dividir a los argentinos.
Así nos toma esta fecha patria... con los resultados a la vista, y con pocos motivos y pocas ganas de festejar.
Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz
17 may 2010
USURPACIÓN INJUSTIFICABLE
El jueves 13 de mayo el ex presidente de la Nación, diputado nacional por una provincia que no le es propia, presidente a dedo del partido justicialista y secretario general de la Unasur (organización que hasta ahora no existe), además de primer consorte del país, estuvo en la ciudad de Córdoba. Podríamos decir que es una "gira de instalación" de su candidatura presidencial para 2011, aunque él mismo lo desmintió.
No vamos a analizar su discurso, ya que es el mismo que había recitado el día antes en Chacabuco, provincia de Buenos Aires, y que repitió en Santa Cruz al día siguiente, donde más del 60% de la población vive del estado y debían asistir porque se pasaba lista.
Desde hace un tiempo, los conceptos básicos de sus alocuciones (y ésta no fue una excepción) incluyen una idea fija: que los medios de comunicación son mentirosos, golpistas, destituyentes y que tienen la culpa de todos los males del país, con excepción de la TV pública (Canal 7), el programa "6, 7, 8", Página 12 y otros pasquines adictos. Reiteró que el mejor gobierno de la historia de la patria es el gobierno "ganancial", que desde 2003 representan él y su esposa, y que la oposición no existe ni tiene capacidad para gobernar. Roca, Sarmiento, Avellaneda, y tantos otros, no les llegan ni a la suela del zapato.
No vamos a redundar en lo obvio, pero sí tenemos muchos cuestionamientos, empezando por querer saber en calidad de qué llegó Néstor Carlos Kirchner a Córdoba. Nos preguntamos con qué derecho utiliza los recursos de la Nación para sus fines particulares.
El martes 11, es decir 48 horas antes de la presencia del diputado en territorio cordobés, aterrizó en el aeropuerto internacional de Pajas Blancas el avión presidencial Tango-01 (transporte solventado por todos los compatriotas para uso exclusivo de la presidencia de la nación), trayendo a bordo a varios funcionarios nacionales, amigos partidarios y la cúpula de seguridad que custodiaría al ex mandatario. Y a la hora señalada aterrizó Kirchner por supuesto en otro avión identificado como "tango".
¿Puede el Estado poner estos recursos a disposición de un simple diputado? Si vino como presidente de un partido político, ¿no podrían pretender el mismo trato la presidente de la Coalición Cívica, el presidente del PRO, o el presidente de Proyecto Sur, para ser escuetos?
Y después, el circo habitual... Cientos de colectivos arreando gente, decenas de intendentes (incluso radicales, como el de la ciudad de Córdoba, que ya ha defraudado a la totalidad de sus votantes), compitiendo por el premio al que aporta más ganado, y los miles de explotados que agitan banderas, aguantan interminables plantones, gritan hasta quedar afónicos y aplauden sin saber a ciencia cierta de qué se trata, sólo por la dádiva del día. Esa dádiva, claro está, proviene de otros bolsillos, esquilmados hasta la exageración por los K: los de los jubilados, docentes, empleados, profesionales, trabajadores rurales y el largo etcétera que sostiene con sus impuestos el irrefrenable desatino del gasto público kirchnerista.
La Justicia, como siempre, en prudente y cómplice silencio.
Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz
El jueves 13 de mayo el ex presidente de la Nación, diputado nacional por una provincia que no le es propia, presidente a dedo del partido justicialista y secretario general de la Unasur (organización que hasta ahora no existe), además de primer consorte del país, estuvo en la ciudad de Córdoba. Podríamos decir que es una "gira de instalación" de su candidatura presidencial para 2011, aunque él mismo lo desmintió.
No vamos a analizar su discurso, ya que es el mismo que había recitado el día antes en Chacabuco, provincia de Buenos Aires, y que repitió en Santa Cruz al día siguiente, donde más del 60% de la población vive del estado y debían asistir porque se pasaba lista.
Desde hace un tiempo, los conceptos básicos de sus alocuciones (y ésta no fue una excepción) incluyen una idea fija: que los medios de comunicación son mentirosos, golpistas, destituyentes y que tienen la culpa de todos los males del país, con excepción de la TV pública (Canal 7), el programa "6, 7, 8", Página 12 y otros pasquines adictos. Reiteró que el mejor gobierno de la historia de la patria es el gobierno "ganancial", que desde 2003 representan él y su esposa, y que la oposición no existe ni tiene capacidad para gobernar. Roca, Sarmiento, Avellaneda, y tantos otros, no les llegan ni a la suela del zapato.
No vamos a redundar en lo obvio, pero sí tenemos muchos cuestionamientos, empezando por querer saber en calidad de qué llegó Néstor Carlos Kirchner a Córdoba. Nos preguntamos con qué derecho utiliza los recursos de la Nación para sus fines particulares.
El martes 11, es decir 48 horas antes de la presencia del diputado en territorio cordobés, aterrizó en el aeropuerto internacional de Pajas Blancas el avión presidencial Tango-01 (transporte solventado por todos los compatriotas para uso exclusivo de la presidencia de la nación), trayendo a bordo a varios funcionarios nacionales, amigos partidarios y la cúpula de seguridad que custodiaría al ex mandatario. Y a la hora señalada aterrizó Kirchner por supuesto en otro avión identificado como "tango".
¿Puede el Estado poner estos recursos a disposición de un simple diputado? Si vino como presidente de un partido político, ¿no podrían pretender el mismo trato la presidente de la Coalición Cívica, el presidente del PRO, o el presidente de Proyecto Sur, para ser escuetos?
Y después, el circo habitual... Cientos de colectivos arreando gente, decenas de intendentes (incluso radicales, como el de la ciudad de Córdoba, que ya ha defraudado a la totalidad de sus votantes), compitiendo por el premio al que aporta más ganado, y los miles de explotados que agitan banderas, aguantan interminables plantones, gritan hasta quedar afónicos y aplauden sin saber a ciencia cierta de qué se trata, sólo por la dádiva del día. Esa dádiva, claro está, proviene de otros bolsillos, esquilmados hasta la exageración por los K: los de los jubilados, docentes, empleados, profesionales, trabajadores rurales y el largo etcétera que sostiene con sus impuestos el irrefrenable desatino del gasto público kirchnerista.
La Justicia, como siempre, en prudente y cómplice silencio.
Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz
1 may 2010
CONSTITUCIONES A MEDIDA
CONSTITUCIONES A MEDIDA
Los padres de la Patria nos legaron en 1853 una sabia Constitución, reformada levemente en 1860. Sin embargo, su legado más significativo fue el país federal, destruido en 1994 con la reforma surgida del pacto de Olivos entre el ex presidente Raúl Alfonsín y el entonces presidente Carlos Menem.
En Latinoamérica toda reforma constitucional nace con un único objetivo: la reelección indefinida de quien detenta el poder en ese momento. Así, Juan Domingo Perón hizo reformar la nuestra en 1949, modificación que se abolió luego de la revolución que lo derrocó en septiembre de 1955.
La reforma de 1994 le permitió a Menem un segundo mandato, que era lo único que le interesaba, mientras su oponente radical llevó a cabo una serie de cambios que, con el transcurrir del tiempo, demostraron ser absolutamente nocivos para el país y para el federalismo que queremos sustentar.
Vamos a tomar solamente algunas de aquellas reformas que consideramos perversas. Nuestra primigenia carta magna indicaba que la elección del ciudadano que estaría a cargo del poder ejecutivo se realizaría por el sistema indirecto de colegios electorales, lo cual le daba el mismo peso a un voto emitido en Formosa que a uno emitido en Buenos Aires. Se equilibraba así la diferencia demográfica entre provincias. Al instaurar el voto directo se logró que la provincia más poblada del país decida quién será el presidente de todos los argentinos.
Algo similar sucedió con el Senado de la Nación, al que se votaba de manera indirecta, y cuyos miembros constituían verdaderos representantes de las provincias que los elegían. Al cambiar el sistema por el de voto directo, lo único que se logró es tener una “cámara de diputados paralela” y, al agregarle el tercer senador por distrito, se produjo un enorme e improductivo aumento en el gasto público.
Ni hablar de ciertos coletazos, como la ley de coparticipación federal, que no tiene nada de federal, ya que lo que producen y recaudan las provincias deben entregarlo a la “caja central”. Ésta, a su vez, distribuye discrecionalmente los ingresos entre los gobernadores que deben ir a mendigar a Buenos Aires, siempre sometidos a aprietes que condicionan la “dádiva” del poder nacional. El caudillo radical logró imponer la figura del “ministro coordinador” o “jefe de gabinete”, mal remedo del primer ministro en las democracias parlamentarias.
Un editorial del diario La Prensa de Buenos Aires, fechado el 30 de junio de 1986, daba cuenta, bajo el título de “Parodia de Ley Fundamental”, de la nueva constitución de Nicaragua, en pleno gobierno sandinista. Nos referimos al primero de esos gobiernos, ya que ahora la constitución ha tenido su “remake”. La oposición, y varios juristas serios la calificaron de inadmisible, puesto que se trataba de una ley fundamental que no sólo no ponía límites al poder presidencial, sino que confería amplias facultades al ejecutivo. El presidente se convertía en una especie de agente 007, con licencia para matar…, para robar, para expropiar, y, lo que es peor, con reelección indefinida.
Por miedo a ser tildados de totalitarios, los sandinistas recurrieron, para convalidarla, al voto popular, en unas virtuales elecciones abiertas. Las asambleas populares denominadas “cabildos abiertos”, ante la ausencia de los partidos de la oposición, forzaron la presencia de 75.000 hombres del régimen. Sí. La aprobación popular se consiguió a partir de 75.000 partisanos. Pensamos… ¿Tan pocos habitantes tiene Nicaragua? Lo curioso es que dichos cabildos abiertos operaron en cónclaves secretos. Hoy, reinstalado en la presidencia Daniel Ortega está provocando una profunda crisis, mientras fuerza una repetición de aquella constitución de su primer gobierno.
Salvo excepciones, los gobiernos autoritarios asumen con el voto popular, aunque, casi sin excepciones cambian las leyes fundamentales del respectivo país para adaptarlas a su medida, incluyendo siempre la reelección indefinida, sabiendo que, bajo presión de dádivas, o eventualmente del fraude, la tienen servida en bandeja.
Recientemente, el "comandante" Juan Manuel "Mel" Zelaya, en Honduras, fue destituido con toda la ley en la mano por perpetrar algo similar, mientras era defendido por nuestra presidente y toda la corte de marxistas que integran la OEA, incluido su titular, el chileno "allendista" José Miguel Insulza.
El Teniente Coronel Hugo Chávez Frías, quien en 1992 intentó un golpe de estado contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez y que hoy es llamado “comandante”, accedió finalmente en el año 2000 y por la vía democrática a la presidencia de Venezuela. Al asumir juró “por esta vetusta constitución”, y nadie fue capaz de invalidarle el juramento, lo que hubiera sucedido en cualquier democracia seria. Obviamente, en muy breve tiempo hizo otra constitución a su medida que, con el paso del tiempo, tampoco le es suficiente, por lo que la está cambiando a fin de poder manejar la vida, la educación, los bienes y el honor de sus compatriotas. Todo esto sin mencionar sus intenciones de manejar la duración de las duchas de los pobres llaneros, o que sus súbditos deban tropezarse a la noche, cuando, a oscuras tengan necesidad de ir al baño…
Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz
Los padres de la Patria nos legaron en 1853 una sabia Constitución, reformada levemente en 1860. Sin embargo, su legado más significativo fue el país federal, destruido en 1994 con la reforma surgida del pacto de Olivos entre el ex presidente Raúl Alfonsín y el entonces presidente Carlos Menem.
En Latinoamérica toda reforma constitucional nace con un único objetivo: la reelección indefinida de quien detenta el poder en ese momento. Así, Juan Domingo Perón hizo reformar la nuestra en 1949, modificación que se abolió luego de la revolución que lo derrocó en septiembre de 1955.
La reforma de 1994 le permitió a Menem un segundo mandato, que era lo único que le interesaba, mientras su oponente radical llevó a cabo una serie de cambios que, con el transcurrir del tiempo, demostraron ser absolutamente nocivos para el país y para el federalismo que queremos sustentar.
Vamos a tomar solamente algunas de aquellas reformas que consideramos perversas. Nuestra primigenia carta magna indicaba que la elección del ciudadano que estaría a cargo del poder ejecutivo se realizaría por el sistema indirecto de colegios electorales, lo cual le daba el mismo peso a un voto emitido en Formosa que a uno emitido en Buenos Aires. Se equilibraba así la diferencia demográfica entre provincias. Al instaurar el voto directo se logró que la provincia más poblada del país decida quién será el presidente de todos los argentinos.
Algo similar sucedió con el Senado de la Nación, al que se votaba de manera indirecta, y cuyos miembros constituían verdaderos representantes de las provincias que los elegían. Al cambiar el sistema por el de voto directo, lo único que se logró es tener una “cámara de diputados paralela” y, al agregarle el tercer senador por distrito, se produjo un enorme e improductivo aumento en el gasto público.
Ni hablar de ciertos coletazos, como la ley de coparticipación federal, que no tiene nada de federal, ya que lo que producen y recaudan las provincias deben entregarlo a la “caja central”. Ésta, a su vez, distribuye discrecionalmente los ingresos entre los gobernadores que deben ir a mendigar a Buenos Aires, siempre sometidos a aprietes que condicionan la “dádiva” del poder nacional. El caudillo radical logró imponer la figura del “ministro coordinador” o “jefe de gabinete”, mal remedo del primer ministro en las democracias parlamentarias.
Un editorial del diario La Prensa de Buenos Aires, fechado el 30 de junio de 1986, daba cuenta, bajo el título de “Parodia de Ley Fundamental”, de la nueva constitución de Nicaragua, en pleno gobierno sandinista. Nos referimos al primero de esos gobiernos, ya que ahora la constitución ha tenido su “remake”. La oposición, y varios juristas serios la calificaron de inadmisible, puesto que se trataba de una ley fundamental que no sólo no ponía límites al poder presidencial, sino que confería amplias facultades al ejecutivo. El presidente se convertía en una especie de agente 007, con licencia para matar…, para robar, para expropiar, y, lo que es peor, con reelección indefinida.
Por miedo a ser tildados de totalitarios, los sandinistas recurrieron, para convalidarla, al voto popular, en unas virtuales elecciones abiertas. Las asambleas populares denominadas “cabildos abiertos”, ante la ausencia de los partidos de la oposición, forzaron la presencia de 75.000 hombres del régimen. Sí. La aprobación popular se consiguió a partir de 75.000 partisanos. Pensamos… ¿Tan pocos habitantes tiene Nicaragua? Lo curioso es que dichos cabildos abiertos operaron en cónclaves secretos. Hoy, reinstalado en la presidencia Daniel Ortega está provocando una profunda crisis, mientras fuerza una repetición de aquella constitución de su primer gobierno.
Salvo excepciones, los gobiernos autoritarios asumen con el voto popular, aunque, casi sin excepciones cambian las leyes fundamentales del respectivo país para adaptarlas a su medida, incluyendo siempre la reelección indefinida, sabiendo que, bajo presión de dádivas, o eventualmente del fraude, la tienen servida en bandeja.
Recientemente, el "comandante" Juan Manuel "Mel" Zelaya, en Honduras, fue destituido con toda la ley en la mano por perpetrar algo similar, mientras era defendido por nuestra presidente y toda la corte de marxistas que integran la OEA, incluido su titular, el chileno "allendista" José Miguel Insulza.
El Teniente Coronel Hugo Chávez Frías, quien en 1992 intentó un golpe de estado contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez y que hoy es llamado “comandante”, accedió finalmente en el año 2000 y por la vía democrática a la presidencia de Venezuela. Al asumir juró “por esta vetusta constitución”, y nadie fue capaz de invalidarle el juramento, lo que hubiera sucedido en cualquier democracia seria. Obviamente, en muy breve tiempo hizo otra constitución a su medida que, con el paso del tiempo, tampoco le es suficiente, por lo que la está cambiando a fin de poder manejar la vida, la educación, los bienes y el honor de sus compatriotas. Todo esto sin mencionar sus intenciones de manejar la duración de las duchas de los pobres llaneros, o que sus súbditos deban tropezarse a la noche, cuando, a oscuras tengan necesidad de ir al baño…
Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz
28 abr 2010
SE TV BO TOX
SE TV BO TOX
Preocupada por el secuestro posible de los goles, Cristina Fernández y su equipo de manipulación social están trabajando a todo vapor con el fin de distribuir en forma gratuita por lo menos medio millón de decodificadores para televisión digital terrestre antes del comienzo de la copa del mundo en Sudáfrica.
En un renovado intento por no perder al único sector del electorado que mantiene incondicional a sus caprichos, la presidenta ha pergeñado un ardid similar al de las bombitas de luz de bajo consumo que, negociado con Cuba y Venezuela mediante, se propuso distribuir entre los hogares más humildes del conurbano bonaerense.
Este sector socio-geográfico parece ser el único del país que hace perder el sueño al matrimonio presidencial, que alguna vez se ufanó de representar en el parlamento a la lejana provincia de Santa Cruz, hoy absolutamente fuera del interés kirchnerista, salvo por sus negociados o su casita de fin de semana en El Calafate.
Es curiosa la obsesión de la primera magistrada por suministrar decodificadores digitales al conurbano bonaerense, ya que en nuestro país se verifican bolsones de pobreza extrema, como en el caso de Chaco o Jujuy –por citar sólo dos provincias–, donde muchos argentinos carecen de lo más elemental para enfrentar la subsistencia cotidiana y donde los televisores prácticamente no existen, ni qué hablar de tecnologías sofisticadas. Esto desnuda no solamente la voluntaria ignorancia oficial sobre estas situaciones del país real, sino la escandalosa hipocresía de la administración kirchnerista preocupada y ocupada en la captación de electorados funcionales a sus propósitos de acumulación de poder.
Para comprender lo absurdo del tema, digamos que la televisión digital terrestre (TDT) implica la transmisión de imágenes y sonido mediante una señal digital y repetidores terrestres, con ciertas ventajas para los radiodifusores (posibilidad de incluir varios canales en un solo canal) y otras para los receptores (mejor calidad de imagen y sonido y posibilidad de corregir la señal en caso de distorsión por parte de un agente externo). La norma adoptada por la Argentina es la desarrollada por Japón y utilizada ya por nuestro vecino Brasil, aunque no es la única.
Extraoficialmente se calcula que la adquisición directa de estos artefactos, denominados “set top box”, ya nos ha costado a todos los argentinos unos 600 millones de pesos, aunque nadie sabe cuándo comenzará su distribución y puesta en funcionamiento, que implica además la construcción de una torre de transmisión para la que ya hay varios interesados.
Aunque nadie puede asegurar que las imágenes de los partidos de fútbol del mundial se verán mejor a través de estos aparatitos milagrosos, lo que ciertamente distinguiremos más nítidamente con los set top box para la TDT será el botox presidencial, que ahora sí disfrutaremos en cadena nacional cuando Cristina nos aleccione sobre las bondades de este sistema pago de “televisión para todos”.
Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz
Preocupada por el secuestro posible de los goles, Cristina Fernández y su equipo de manipulación social están trabajando a todo vapor con el fin de distribuir en forma gratuita por lo menos medio millón de decodificadores para televisión digital terrestre antes del comienzo de la copa del mundo en Sudáfrica.
En un renovado intento por no perder al único sector del electorado que mantiene incondicional a sus caprichos, la presidenta ha pergeñado un ardid similar al de las bombitas de luz de bajo consumo que, negociado con Cuba y Venezuela mediante, se propuso distribuir entre los hogares más humildes del conurbano bonaerense.
Este sector socio-geográfico parece ser el único del país que hace perder el sueño al matrimonio presidencial, que alguna vez se ufanó de representar en el parlamento a la lejana provincia de Santa Cruz, hoy absolutamente fuera del interés kirchnerista, salvo por sus negociados o su casita de fin de semana en El Calafate.
Es curiosa la obsesión de la primera magistrada por suministrar decodificadores digitales al conurbano bonaerense, ya que en nuestro país se verifican bolsones de pobreza extrema, como en el caso de Chaco o Jujuy –por citar sólo dos provincias–, donde muchos argentinos carecen de lo más elemental para enfrentar la subsistencia cotidiana y donde los televisores prácticamente no existen, ni qué hablar de tecnologías sofisticadas. Esto desnuda no solamente la voluntaria ignorancia oficial sobre estas situaciones del país real, sino la escandalosa hipocresía de la administración kirchnerista preocupada y ocupada en la captación de electorados funcionales a sus propósitos de acumulación de poder.
Para comprender lo absurdo del tema, digamos que la televisión digital terrestre (TDT) implica la transmisión de imágenes y sonido mediante una señal digital y repetidores terrestres, con ciertas ventajas para los radiodifusores (posibilidad de incluir varios canales en un solo canal) y otras para los receptores (mejor calidad de imagen y sonido y posibilidad de corregir la señal en caso de distorsión por parte de un agente externo). La norma adoptada por la Argentina es la desarrollada por Japón y utilizada ya por nuestro vecino Brasil, aunque no es la única.
Extraoficialmente se calcula que la adquisición directa de estos artefactos, denominados “set top box”, ya nos ha costado a todos los argentinos unos 600 millones de pesos, aunque nadie sabe cuándo comenzará su distribución y puesta en funcionamiento, que implica además la construcción de una torre de transmisión para la que ya hay varios interesados.
Aunque nadie puede asegurar que las imágenes de los partidos de fútbol del mundial se verán mejor a través de estos aparatitos milagrosos, lo que ciertamente distinguiremos más nítidamente con los set top box para la TDT será el botox presidencial, que ahora sí disfrutaremos en cadena nacional cuando Cristina nos aleccione sobre las bondades de este sistema pago de “televisión para todos”.
Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz
25 abr 2010
EsKKraches
EsKKraches
El viernes 23 de abril pasadas las 20 horas la neurocirujana cubana Hilda Molina se aprestaba a presentar su obra “Mi Verdad” en la Feria del Libro de Buenos Aires. A pocos minutos de comenzado el acto, un grupo de “estudiantes” y otras personas de etiología dudosa presentes en el salón comenzaron a hostigarla con cánticos favorables al dictador Fidel Castro, generándose en algunos minutos un descontrol que terminó con la retirada de la médica y sus presentadores y frustrando el acto.
Los causantes del escrache terminaron satisfechos la opereta pero consiguiendo el efecto contrario, ya que dieron a publicidad algo que no había tenido la difusión esperada. Por su parte, Molina acusó a la embajada de Cuba en nuestro país de organizar la provocación usando mano de obra local, con el ostensible fin de desprestigiarla e impedirle cualquier manifestación en contra del oprobioso régimen castrista.
El método del escrache, fomentado en nuestro país por la izquierda progresista y, en los últimos años, financiado por el kirchnerato, es una práctica autoritaria y deleznable surgida en la Europa fascista de interguerras (1918-1939) por medio del cual los gobiernos totalitarios perseguían a sus víctimas (identificadas como “el enemigo”) con el fin de “marcarlas” y exponerlas al escarnio y a la violencia de la comunidad.
Desde el retorno de la democracia en Argentina en 1983, los sucesivos gobiernos han apañado los escraches a cualquier individuo que se pronunciara contra los abusos del poder, aunque esta metodología ha sido especialmente dirigida a los integrantes de las fuerzas armadas acusados de violaciones a los derechos humanos durante el período 1976-1983. Casi ninguno de los militares hoy presos o fallecidos durante la administración kirchnerista se ha salvado de ser “escrachado”.
En los últimos meses los ataques han sido focalizados en el vicepresidente Julio Cobos, a quien se considera el enemigo público número uno, por no acompañar con su voto las políticas erradas de Cristina Fernández y sus acólitos, negándosele la posibilidad de disenso y pretendiendo un humillante sometimiento a los caprichos presidenciales.
Tan preocupante como la persecución al presidente del Senado resulta aquella de la que son objeto no solamente algunos medios de comunicación (diarios, radios y canales de TV), sino también ciertos periodistas que no comulgan con el gobierno o que manifiestan sus opiniones haciendo uso de la libertad de expresión consagrada en nuestra Carta Magna para todos los habitantes del suelo argentino y que los funcionarios deben defender a rajatabla. El escrache a los comunicadores sociales mediante afiches callejeros intimidatorios, defendido por el titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual, Gabriel Mariotto, desnuda el desprecio por la ley y la evidente voluntad oficial de silenciar o asfixiar cualquier voz en disidencia que no se someta a los absurdos dictados del kirchnerismo.
Sin embargo, lo que resulta aún más escandaloso es la difusión –desde las esferas oficiales- de una práctica totalitaria, propia de las dictaduras más rígidas e inhumanas que se verificaron y se verifican en el planeta, y con respecto a la que este gobierno -que ha basado gran parte de su propaganda en la defensa irrestricta de los derechos humanos- debería manifestarse claramente en contra.
Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz
El viernes 23 de abril pasadas las 20 horas la neurocirujana cubana Hilda Molina se aprestaba a presentar su obra “Mi Verdad” en la Feria del Libro de Buenos Aires. A pocos minutos de comenzado el acto, un grupo de “estudiantes” y otras personas de etiología dudosa presentes en el salón comenzaron a hostigarla con cánticos favorables al dictador Fidel Castro, generándose en algunos minutos un descontrol que terminó con la retirada de la médica y sus presentadores y frustrando el acto.
Los causantes del escrache terminaron satisfechos la opereta pero consiguiendo el efecto contrario, ya que dieron a publicidad algo que no había tenido la difusión esperada. Por su parte, Molina acusó a la embajada de Cuba en nuestro país de organizar la provocación usando mano de obra local, con el ostensible fin de desprestigiarla e impedirle cualquier manifestación en contra del oprobioso régimen castrista.
El método del escrache, fomentado en nuestro país por la izquierda progresista y, en los últimos años, financiado por el kirchnerato, es una práctica autoritaria y deleznable surgida en la Europa fascista de interguerras (1918-1939) por medio del cual los gobiernos totalitarios perseguían a sus víctimas (identificadas como “el enemigo”) con el fin de “marcarlas” y exponerlas al escarnio y a la violencia de la comunidad.
Desde el retorno de la democracia en Argentina en 1983, los sucesivos gobiernos han apañado los escraches a cualquier individuo que se pronunciara contra los abusos del poder, aunque esta metodología ha sido especialmente dirigida a los integrantes de las fuerzas armadas acusados de violaciones a los derechos humanos durante el período 1976-1983. Casi ninguno de los militares hoy presos o fallecidos durante la administración kirchnerista se ha salvado de ser “escrachado”.
En los últimos meses los ataques han sido focalizados en el vicepresidente Julio Cobos, a quien se considera el enemigo público número uno, por no acompañar con su voto las políticas erradas de Cristina Fernández y sus acólitos, negándosele la posibilidad de disenso y pretendiendo un humillante sometimiento a los caprichos presidenciales.
Tan preocupante como la persecución al presidente del Senado resulta aquella de la que son objeto no solamente algunos medios de comunicación (diarios, radios y canales de TV), sino también ciertos periodistas que no comulgan con el gobierno o que manifiestan sus opiniones haciendo uso de la libertad de expresión consagrada en nuestra Carta Magna para todos los habitantes del suelo argentino y que los funcionarios deben defender a rajatabla. El escrache a los comunicadores sociales mediante afiches callejeros intimidatorios, defendido por el titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual, Gabriel Mariotto, desnuda el desprecio por la ley y la evidente voluntad oficial de silenciar o asfixiar cualquier voz en disidencia que no se someta a los absurdos dictados del kirchnerismo.
Sin embargo, lo que resulta aún más escandaloso es la difusión –desde las esferas oficiales- de una práctica totalitaria, propia de las dictaduras más rígidas e inhumanas que se verificaron y se verifican en el planeta, y con respecto a la que este gobierno -que ha basado gran parte de su propaganda en la defensa irrestricta de los derechos humanos- debería manifestarse claramente en contra.
Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz
23 abr 2010
SÍ, MI COMANDANTE
SÍ, MI COMANDANTE
En su reciente viaje a Caracas y mientras porfiaba que algunos países americanos están experimentando la "segunda independencia" (en un obvio disparo contra Estados Unidos, adonde estuvo hace unas semanas mendigando una foto con el presidente Obama), Cristina Fernández, en público discurso,se refirió a Hugo Chávez Frías como “comandante”, aunque el presidente de Venezuela nunca despegó del grado de teniente coronel.
La izquierda -que siente un desprecio visceral por lo militar- insiste en llamar "comandantes" a sus líderes, desde el abogado Fidel Castro hasta el político Daniel Ortega, pasando por nuestro ex compatriota y dudoso médico, Ernesto "Che" Guevara de la Serna y el depuesto presidente hondureño Mel Zelaya -entre otros-, y terminando en el hombre del altiplano que combatió al imperio romano y que desalienta el consumo de pollo por el riesgo de volverse homosexual.
Para la izquierda progre existe también el grado de "subcomandante". Tal es el caso de Raúl Castro (mientras viva su hermano, su inmediato superior en este virtual escalafón miliar), o bien del "subcomandante Marcos", identificado por el gobierno mexicano como Rafael Guillén Vicente, un ex estudiante de filosofía y, luego de graduado, profesor en la Universidad Autónoma de México, que opera militarmente desde principios de los noventa en la sierra Lacandona en el sureño estado de Chiapas, liderando el autodenominado Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que aboga por los derechos civiles de los indígenas de la región. Lo curioso es que este encapuchado que se muestra fuertemente armado, fuma en pipa mientras pasa revista a caballo a su tropa y escribe libros de poesía. Y nadie sabe quién es su "comandante".
Sorprende también que estos seudo militares sean los grandes enemigos de las fuerzas armadas de sus respectivos países y quienes persiguen con saña a los legalmente uniformados con la excusa de los derechos humanos y los crímenes de lesa humanidad, ya que se pasan la vida hablando en términos militares y evocando situaciones propias del manejo de tropa, y tienen -en contraste- una visible debilidad por disfrazarse con uniformes militares.
Por otra parte, resulta igualmente curioso que algunos militares hayan sido más exitosos en el manejo de políticas económicas que muchos civiles, como sucedió en Argentina durante la “dictadura” de Juan Carlos Onganía, cuando el país llegó a ser acreedor del FMI (Clarín, 26 de enero de 2002) o bien Augusto Pinochet en Chile, que diseñó la estrategia económica que sacó a su país de la postración y lo catapultó al siglo XXI.
Los pseudo militares y todo el progresismo de izquierda que odia los uniformes, en cambio, han fracasado muchas veces en la conducción de las economías nacionales, llegando a desabastecer a sus respectivos países de los artículos de los cuales son prominentes productores mundiales. Así vemos hoy que el “comandante” Castro ha conseguido que Cuba tenga que importar azúcar, el “comandante” Chávez ha logrado desabastecer a Venezuela en materia energética y los “comandantes K” en Argentina han destruido la gallina de los huevos de oro nacional: el campo, tanto en lo ganadero (carne y leche), como en lo agrícola (no se ha salvado ni el “yuyo” sojero).
-Por favor... ¡Un psicólogo por allí!
- Sí, mi comandante.
Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz
En su reciente viaje a Caracas y mientras porfiaba que algunos países americanos están experimentando la "segunda independencia" (en un obvio disparo contra Estados Unidos, adonde estuvo hace unas semanas mendigando una foto con el presidente Obama), Cristina Fernández, en público discurso,se refirió a Hugo Chávez Frías como “comandante”, aunque el presidente de Venezuela nunca despegó del grado de teniente coronel.
La izquierda -que siente un desprecio visceral por lo militar- insiste en llamar "comandantes" a sus líderes, desde el abogado Fidel Castro hasta el político Daniel Ortega, pasando por nuestro ex compatriota y dudoso médico, Ernesto "Che" Guevara de la Serna y el depuesto presidente hondureño Mel Zelaya -entre otros-, y terminando en el hombre del altiplano que combatió al imperio romano y que desalienta el consumo de pollo por el riesgo de volverse homosexual.
Para la izquierda progre existe también el grado de "subcomandante". Tal es el caso de Raúl Castro (mientras viva su hermano, su inmediato superior en este virtual escalafón miliar), o bien del "subcomandante Marcos", identificado por el gobierno mexicano como Rafael Guillén Vicente, un ex estudiante de filosofía y, luego de graduado, profesor en la Universidad Autónoma de México, que opera militarmente desde principios de los noventa en la sierra Lacandona en el sureño estado de Chiapas, liderando el autodenominado Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que aboga por los derechos civiles de los indígenas de la región. Lo curioso es que este encapuchado que se muestra fuertemente armado, fuma en pipa mientras pasa revista a caballo a su tropa y escribe libros de poesía. Y nadie sabe quién es su "comandante".
Sorprende también que estos seudo militares sean los grandes enemigos de las fuerzas armadas de sus respectivos países y quienes persiguen con saña a los legalmente uniformados con la excusa de los derechos humanos y los crímenes de lesa humanidad, ya que se pasan la vida hablando en términos militares y evocando situaciones propias del manejo de tropa, y tienen -en contraste- una visible debilidad por disfrazarse con uniformes militares.
Por otra parte, resulta igualmente curioso que algunos militares hayan sido más exitosos en el manejo de políticas económicas que muchos civiles, como sucedió en Argentina durante la “dictadura” de Juan Carlos Onganía, cuando el país llegó a ser acreedor del FMI (Clarín, 26 de enero de 2002) o bien Augusto Pinochet en Chile, que diseñó la estrategia económica que sacó a su país de la postración y lo catapultó al siglo XXI.
Los pseudo militares y todo el progresismo de izquierda que odia los uniformes, en cambio, han fracasado muchas veces en la conducción de las economías nacionales, llegando a desabastecer a sus respectivos países de los artículos de los cuales son prominentes productores mundiales. Así vemos hoy que el “comandante” Castro ha conseguido que Cuba tenga que importar azúcar, el “comandante” Chávez ha logrado desabastecer a Venezuela en materia energética y los “comandantes K” en Argentina han destruido la gallina de los huevos de oro nacional: el campo, tanto en lo ganadero (carne y leche), como en lo agrícola (no se ha salvado ni el “yuyo” sojero).
-Por favor... ¡Un psicólogo por allí!
- Sí, mi comandante.
Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz
21 abr 2010
LA HAYA FALLA
LA HAYA FALLA
El tribunal internacional de La Haya se ha expedido sobre la controversia a la que se sometieron voluntariamente Argentina y Uruguay por el tema de la pastera Botnia. El fallo fue, a todas luces, una patada al hígado al gobierno argentino, con la salomónica admonición a Uruguay por no haber respetado el tratado del río Uruguay y la reconvención a Argentina porque se ha comprobado que Botnia no contamina.
Botnia no se mueve ni se moverá de donde está. No obstante, para nuestra presidente, la misión diplomática que tenía como objetivo desactivar la pastera, "ha sido un éxito", vaya a saber por qué razones, si las del país real o las del virtual. Como contrapartida, se verifica la reacción de los mal llamados “asambleístas” o “ambientalistas”, que anunciaron que no despejarán el puente San Martín, que une ambas orillas del río.
El puente entre Puerto Unzué y Fray Bentos no pertenece a la provincia de Entre Ríos sino a la Nación argentina por un lado y a la Nación uruguaya por el otro. Y mal que les pese a estos piqueteros disfrazados de ambientalistas y de carnaval todo el año, tanto la iniciativa de la obra y su ejecución como la inauguración se deben a gobiernos de facto. Fue Juan Carlos Onganía quien el 16 de junio de 1969 firmó el decreto Nº 3.056 encargando la construcción a Ingenieros Consultores Hidrosud Argentina S.A. y Mandatos Tudor Engineering Company, y luego Jorge Rafael Videla, presidente de la Nación, inauguró la obra el 16 de septiembre de 1976, que se denominó por común acuerdo de las partes “puente Libertador General San Martín” en conmemoración al prócer cuya intención fue la de unir a toda Latinoamérica.
El gobierno argentino está ahora obligado a desalojarlo, incluso usando la fuerza. Pero resulta que dicho corte, que se inició a comienzos de 2006, fue promovido y financiado por el matrimonio presidencial, Cristina y Néstor Kirchner. Es decir que, para llamarlos sin eufemismos, son piqueteros a sueldo, pagados, involuntariamente, por todos los argentinos. A nadie se le escapa el dato de que es imposible vivir sobre un puente durante años sin apoyo "externo". La pregunta que queda flotando es quién y cómo ocupará de ahora en adelante a estos futuros "desocupados" de Gualeguaychú.
Después del fallo del tribunal internacional, el dilema K se balancea entre alinearse con los dirigentes y los países pacíficos y defensores del orden público y de los derechos civiles (y por lo tanto "represores") o bien pronunciarse "a favor del pueblo" y permitir todo tipo de manifestaciones, incluyendo las violentas, a fin de continuar manipulando los hilos del poder (el "progresismo" del siglo XXI).
Desde Caracas, y rodeada de la crema comunista de América, la primera magistrada se manifestó complacida por el equilibrado fallo, al que se sumaron -aparentemente- sus incondicionales: Hugo Chávez, Rafael Correa de Ecuador, Raúl Castro de Cuba, Evo Morales de Bolivia, Daniel Ortega de Nicaragua y varios tiranuelos asiáticos y africanos. Stalin faltó a la cita, porque no pudo salir de su féretro.
Si bien el fallo es inapelable y debe ser acatado por ambos países por ser miembros de Naciones Unidas, con los K nunca se sabe. Pepe Mujica, el terrorista reformado y hoy presidente de Uruguay, es infinitamente más confiable que la pareja presidencial argentina cuyas desmesura y ambición de poder viene marcando desde hace siete años el zigzagueante derrotero de la Argentina, que la pone en una delicada situación de credibilidad frente a los desafíos políticos, económicos y sociales del mundo actual.
Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz
El tribunal internacional de La Haya se ha expedido sobre la controversia a la que se sometieron voluntariamente Argentina y Uruguay por el tema de la pastera Botnia. El fallo fue, a todas luces, una patada al hígado al gobierno argentino, con la salomónica admonición a Uruguay por no haber respetado el tratado del río Uruguay y la reconvención a Argentina porque se ha comprobado que Botnia no contamina.
Botnia no se mueve ni se moverá de donde está. No obstante, para nuestra presidente, la misión diplomática que tenía como objetivo desactivar la pastera, "ha sido un éxito", vaya a saber por qué razones, si las del país real o las del virtual. Como contrapartida, se verifica la reacción de los mal llamados “asambleístas” o “ambientalistas”, que anunciaron que no despejarán el puente San Martín, que une ambas orillas del río.
El puente entre Puerto Unzué y Fray Bentos no pertenece a la provincia de Entre Ríos sino a la Nación argentina por un lado y a la Nación uruguaya por el otro. Y mal que les pese a estos piqueteros disfrazados de ambientalistas y de carnaval todo el año, tanto la iniciativa de la obra y su ejecución como la inauguración se deben a gobiernos de facto. Fue Juan Carlos Onganía quien el 16 de junio de 1969 firmó el decreto Nº 3.056 encargando la construcción a Ingenieros Consultores Hidrosud Argentina S.A. y Mandatos Tudor Engineering Company, y luego Jorge Rafael Videla, presidente de la Nación, inauguró la obra el 16 de septiembre de 1976, que se denominó por común acuerdo de las partes “puente Libertador General San Martín” en conmemoración al prócer cuya intención fue la de unir a toda Latinoamérica.
El gobierno argentino está ahora obligado a desalojarlo, incluso usando la fuerza. Pero resulta que dicho corte, que se inició a comienzos de 2006, fue promovido y financiado por el matrimonio presidencial, Cristina y Néstor Kirchner. Es decir que, para llamarlos sin eufemismos, son piqueteros a sueldo, pagados, involuntariamente, por todos los argentinos. A nadie se le escapa el dato de que es imposible vivir sobre un puente durante años sin apoyo "externo". La pregunta que queda flotando es quién y cómo ocupará de ahora en adelante a estos futuros "desocupados" de Gualeguaychú.
Después del fallo del tribunal internacional, el dilema K se balancea entre alinearse con los dirigentes y los países pacíficos y defensores del orden público y de los derechos civiles (y por lo tanto "represores") o bien pronunciarse "a favor del pueblo" y permitir todo tipo de manifestaciones, incluyendo las violentas, a fin de continuar manipulando los hilos del poder (el "progresismo" del siglo XXI).
Desde Caracas, y rodeada de la crema comunista de América, la primera magistrada se manifestó complacida por el equilibrado fallo, al que se sumaron -aparentemente- sus incondicionales: Hugo Chávez, Rafael Correa de Ecuador, Raúl Castro de Cuba, Evo Morales de Bolivia, Daniel Ortega de Nicaragua y varios tiranuelos asiáticos y africanos. Stalin faltó a la cita, porque no pudo salir de su féretro.
Si bien el fallo es inapelable y debe ser acatado por ambos países por ser miembros de Naciones Unidas, con los K nunca se sabe. Pepe Mujica, el terrorista reformado y hoy presidente de Uruguay, es infinitamente más confiable que la pareja presidencial argentina cuyas desmesura y ambición de poder viene marcando desde hace siete años el zigzagueante derrotero de la Argentina, que la pone en una delicada situación de credibilidad frente a los desafíos políticos, económicos y sociales del mundo actual.
Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz
9 abr 2010
LA NACIÓN - 9/04/10
DEFENSA EN CRISIS
El paso del tiempo y el escaso presupuesto tornan obsoletos los equipos y los armamentos de las Fuerzas Armadas
Cada año que transcurre agrava las consecuencias de la ya crónica desinversión que sufren nuestras Fuerzas Armadas, que, al verse privadas del presupuesto necesario, no sólo no pueden adquirir equipamiento nuevo, sino que tampoco pueden mantener ni reparar el existente, que de a poco se vuelve inoperable mientras el personal se ve rezagado en materia de capacitación.
La situación no es nueva. La Argentina invierte en defensa mucho menos que los países de la región y de la Unión Europea. Esto se verifica, como proporción del producto bruto interno (PBI), en gasto por kilómetro cuadrado de superficie o por habitante.
Al margen de esas cifras, el resultado es preocupante: las Fuerzas Armadas no están en condiciones de cumplir hoy con su misión principal.
El atraso en la inversión en esta área adquirió un tono marcado desde el primer gobierno de Carlos Menem, cuando se redujo el presupuesto para Defensa y se privatizaron varias de las plantas del complejo fabril de Fabricaciones Militares.
La desinversión ha continuado. El atraso es tal que para darle un corte y comenzar a revertirlo se requiere un cambio de política. En la Presidencia resultaría cómodo argumentar en voz baja que se han equivocado los gobiernos de la ex presidenta Michelle Bachelet en Chile y de los actuales presidentes Luiz Lula da Silva en Brasil, Nicolas Sarkozy Francia y José Luis Rodríguez Zapatero en España, por citar ejemplos muy diferentes entre sí, en dar a esta área un lugar preponderante y, de ese modo, ceder a perversas presiones antidemocráticas.
Al cabo de siete años de bonanza sin precedente en los dineros públicos argentinos -fruto de la economía internacional, no de la sabiduría de los gobernantes locales-, las Fuerzas Armadas afrontan hoy una situación muy difícil y compleja, que constituye ya una pesada hipoteca para el próximo gobierno, cualquiera sea su signo político. El equipamiento del Ejército tiene una edad promedio superior a los 30 años. De los aviones de combate de la Fuerza Aérea vuela menos del 15 por ciento y no tienen misiles ni munición.
La Armada no puede mantener en forma adecuada los buques de la familia Meko, cuyo sistema es el más moderno; su electrónica está fuera de época. Precisamente, el programa Meko fue un ejemplo: decidió incorporarlo en 1974 el presidente Perón, con aprobación del Congreso. El último barco entró en servicio cuando Néstor Kirchner ya era presidente de la República.
De un total de 60 barcos "sólo 16 están en condiciones de navegar", expresó el diputado radical Julio César Martínez, presidente de la Comisión de Defensa de la Cámara baja. En lo que hace a la Fuerza Aérea, solamente uno o dos Mirage estarían en condiciones de volar, y en la aviación naval sólo habría tres aviones Super Etendard operativos.
Este penoso panorama coincide con la actitud de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner hacia el personal militar: han logrado desmotivarlo. Las autoridades de Defensa han alterado las exigencias de excelencia profesional para los ascensos, reemplazándolas por criterios políticos de facción.
A esa arbitrariedad se ha sumado el desorden. Las Fuerzas Armadas, con graves penurias presupuestarias y sin equipos, tienen hoy más oficiales superiores, generales, almirantes y brigadieres que en las últimas tres décadas. Ha crecido, asimismo, el personal y la burocracia del Ministerio.
La comparación con nuestros vecinos es elocuente. La Argentina destina el 5,38 por ciento de su presupuesto a Defensa, contra el 12,3 de Chile y el 7,3 de Uruguay. Un estudio de la consultora Nueva Mayoría indica que en 2008 los gastos argentinos en Defensa representaron el 0,87 por ciento del PBI, muy lejos de Ecuador (3,81), Chile (3,73), Colombia (3,34), Uruguay (1,77) y Brasil (1,70). Surinam, con el 0,95 por ciento, invirtió más en Defensa que nuestro país.
A esta altura del deterioro, resulta irrelevante perderse en anécdotas sobre el estado de equipos cuyo mantenimiento es muy oneroso y sus prestaciones inciertas. Incluso hay muchos equipos que sólo tienen una existencia virtual o contable, pues han sido canibalizados y sus repuestos no se fabrican en el mundo desde hace décadas.
Además de mantener lo que es indispensable mantener -porque es lo único que tenemos-, para lo cual el presupuesto no alcanza y tendría que ser incrementado, deberíamos estar analizando en qué va a gastar la Nación para construir su seguridad futura.
Falta una política de largo alcance que contemple el necesario reequipamiento y capacitación. Nuestras Fuerzas Armadas no pueden estar condenadas a la mera subsistencia, desguazando algunos componentes de su sistema de armas para permitir el precario funcionamiento de otros.
Es vergonzoso que algunos pilotos de la Fuerza Aérea se vean obligados a completar su cuota anual de horas de vuelo y de ciclos de despegues y aterrizajes a bordo, como ocurre, de avionetas Cessna.
En un país en el que aún hay niños que mueren de hambre no se trata, obviamente, de lanzarse a una carrera armamentista, sino de dotar a las fuerzas a las que la Constitución consagró a nuestra defensa de los medios necesarios para que estén en condiciones de cumplir ese mandato. Es responsabilidad del Gobierno y, en distinto grado, de la oposición.
No hay soluciones mágicas para la situación a la que se ha llegado, pero debería haber, al menos, decisión política para revertirla en el futuro inmediato.
El paso del tiempo y el escaso presupuesto tornan obsoletos los equipos y los armamentos de las Fuerzas Armadas
Cada año que transcurre agrava las consecuencias de la ya crónica desinversión que sufren nuestras Fuerzas Armadas, que, al verse privadas del presupuesto necesario, no sólo no pueden adquirir equipamiento nuevo, sino que tampoco pueden mantener ni reparar el existente, que de a poco se vuelve inoperable mientras el personal se ve rezagado en materia de capacitación.
La situación no es nueva. La Argentina invierte en defensa mucho menos que los países de la región y de la Unión Europea. Esto se verifica, como proporción del producto bruto interno (PBI), en gasto por kilómetro cuadrado de superficie o por habitante.
Al margen de esas cifras, el resultado es preocupante: las Fuerzas Armadas no están en condiciones de cumplir hoy con su misión principal.
El atraso en la inversión en esta área adquirió un tono marcado desde el primer gobierno de Carlos Menem, cuando se redujo el presupuesto para Defensa y se privatizaron varias de las plantas del complejo fabril de Fabricaciones Militares.
La desinversión ha continuado. El atraso es tal que para darle un corte y comenzar a revertirlo se requiere un cambio de política. En la Presidencia resultaría cómodo argumentar en voz baja que se han equivocado los gobiernos de la ex presidenta Michelle Bachelet en Chile y de los actuales presidentes Luiz Lula da Silva en Brasil, Nicolas Sarkozy Francia y José Luis Rodríguez Zapatero en España, por citar ejemplos muy diferentes entre sí, en dar a esta área un lugar preponderante y, de ese modo, ceder a perversas presiones antidemocráticas.
Al cabo de siete años de bonanza sin precedente en los dineros públicos argentinos -fruto de la economía internacional, no de la sabiduría de los gobernantes locales-, las Fuerzas Armadas afrontan hoy una situación muy difícil y compleja, que constituye ya una pesada hipoteca para el próximo gobierno, cualquiera sea su signo político. El equipamiento del Ejército tiene una edad promedio superior a los 30 años. De los aviones de combate de la Fuerza Aérea vuela menos del 15 por ciento y no tienen misiles ni munición.
La Armada no puede mantener en forma adecuada los buques de la familia Meko, cuyo sistema es el más moderno; su electrónica está fuera de época. Precisamente, el programa Meko fue un ejemplo: decidió incorporarlo en 1974 el presidente Perón, con aprobación del Congreso. El último barco entró en servicio cuando Néstor Kirchner ya era presidente de la República.
De un total de 60 barcos "sólo 16 están en condiciones de navegar", expresó el diputado radical Julio César Martínez, presidente de la Comisión de Defensa de la Cámara baja. En lo que hace a la Fuerza Aérea, solamente uno o dos Mirage estarían en condiciones de volar, y en la aviación naval sólo habría tres aviones Super Etendard operativos.
Este penoso panorama coincide con la actitud de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner hacia el personal militar: han logrado desmotivarlo. Las autoridades de Defensa han alterado las exigencias de excelencia profesional para los ascensos, reemplazándolas por criterios políticos de facción.
A esa arbitrariedad se ha sumado el desorden. Las Fuerzas Armadas, con graves penurias presupuestarias y sin equipos, tienen hoy más oficiales superiores, generales, almirantes y brigadieres que en las últimas tres décadas. Ha crecido, asimismo, el personal y la burocracia del Ministerio.
La comparación con nuestros vecinos es elocuente. La Argentina destina el 5,38 por ciento de su presupuesto a Defensa, contra el 12,3 de Chile y el 7,3 de Uruguay. Un estudio de la consultora Nueva Mayoría indica que en 2008 los gastos argentinos en Defensa representaron el 0,87 por ciento del PBI, muy lejos de Ecuador (3,81), Chile (3,73), Colombia (3,34), Uruguay (1,77) y Brasil (1,70). Surinam, con el 0,95 por ciento, invirtió más en Defensa que nuestro país.
A esta altura del deterioro, resulta irrelevante perderse en anécdotas sobre el estado de equipos cuyo mantenimiento es muy oneroso y sus prestaciones inciertas. Incluso hay muchos equipos que sólo tienen una existencia virtual o contable, pues han sido canibalizados y sus repuestos no se fabrican en el mundo desde hace décadas.
Además de mantener lo que es indispensable mantener -porque es lo único que tenemos-, para lo cual el presupuesto no alcanza y tendría que ser incrementado, deberíamos estar analizando en qué va a gastar la Nación para construir su seguridad futura.
Falta una política de largo alcance que contemple el necesario reequipamiento y capacitación. Nuestras Fuerzas Armadas no pueden estar condenadas a la mera subsistencia, desguazando algunos componentes de su sistema de armas para permitir el precario funcionamiento de otros.
Es vergonzoso que algunos pilotos de la Fuerza Aérea se vean obligados a completar su cuota anual de horas de vuelo y de ciclos de despegues y aterrizajes a bordo, como ocurre, de avionetas Cessna.
En un país en el que aún hay niños que mueren de hambre no se trata, obviamente, de lanzarse a una carrera armamentista, sino de dotar a las fuerzas a las que la Constitución consagró a nuestra defensa de los medios necesarios para que estén en condiciones de cumplir ese mandato. Es responsabilidad del Gobierno y, en distinto grado, de la oposición.
No hay soluciones mágicas para la situación a la que se ha llegado, pero debería haber, al menos, decisión política para revertirla en el futuro inmediato.
21 mar 2010
LA NACIÓN - 21/03/10
Editorial II
SUPERAR EL PASADO, MIRAR EL FUTURO
Apenas unos días después de la asunción de José Mujica como presidente uruguayo, se cumplieron 25 años de la ley de pacificación nacional, sancionada el 8 de marzo de 1985 en los inicios del gobierno de Julio María Sanguinetti. Aquella ley hizo posible la libertad de Mujica junto con la de su esposa y otros ex militantes de organizaciones armadas condenados a penas de prisión. Poco después, en diciembre de 1986, ese proceso se completó con la ley de caducidad, que declaró la renuncia a "la pretensión punitiva del Estado respecto de los delitos cometidos hasta el 1º de marzo de 1985 por funcionarios militares y policiales, equiparados y asimilados por móviles políticos o en ocasión del cumplimiento de sus funciones y en ocasión de acciones ordenadas por los mandos que actuaron durante el período de facto". Esta ley fue ratificada por un referéndum con el voto mayoritario de la ciudadanía el 16 de abril de 1989. A su vez, la Suprema Corte de Justicia declaró su constitucionalidad.
En años recientes, a través de nuevas interpretaciones de la justicia uruguaya, se iniciaron procesos por violación de los derechos humanos a militares y a los máximos responsables de la conducción de gobierno durante los años de la represión de las organizaciones armadas. En 2009, la Suprema Corte de Justicia declaró la inconstitucionalidad de la ley de caducidad, posibilitando el dictado de condenas y el inicio de nuevos procesos. Como consecuencia de ello están en prisión, entre otros, los ex presidentes Gregorio Alvarez y Juan María Bordaberry.
Junto a las elecciones presidenciales del 25 de octubre de 2009 se votó un plebiscito sobre la anulación de la ley de caducidad, que no alcanzó la mayoría necesaria. El pueblo uruguayo ratificó así, por segunda vez, su voluntad de dejar atrás las secuelas y juzgamientos de los hechos del pasado. Esta circunstancia y seguramente un espíritu de reconciliación que nace en la conciencia de culpas compartidas, es lo que debe haber movido al presidente Mujica, en sus primeros días de gestión, a realizar actos y declaraciones que expresan su voluntad de superar el pasado y mirar el futuro.
"Yo no quiero tener viejos presos. Viejos de 75, 80 años. Pero no sólo militares, ningún preso de esa edad", dijo Mujica. Una declaración de este calibre, e inmediatamente luego de haber asumido, no puede interpretarse como una mera preocupación humanitaria por la existencia de presos comunes de mucha edad. De la misma forma y como una invitación a la Justicia para que actúe, deben entenderse sus palabras en una conferencia de prensa: "(La idea) es no sustituir jamás a la Justicia, ni meterse a conseguir ninguna amnistía, sino darles una herramienta a los jueces. El Poder Ejecutivo jamás debe invalidar, lo que es prerrogativa bien clara y definida de otro poder". Con algo más de claridad, la primera dama uruguaya afirmó sobre los militares en prisión: "La condena es que ya se sabe lo que hicieron, es lo que la sociedad siente por ellos, no es que sigan presos".
El camino seguido por la ciudadanía uruguaya, y ahora por su nuevo mandatario, indica madurez y una mayor preocupación por construir el futuro que por revolver el pasado. La pacificación y la reconciliación son un paso necesario para un país que necesita del esfuerzo y unión en pos de esa construcción. La confrontación permanente y la revancha implican conflictos que escalan, y que, obedeciendo a la segura alternancia del poder de las facciones en discordia, pueden terminar reemplazando la justicia por la venganza. Algo que deberían advertir nuestros gobernantes, además de tomar referencia de los pasos insinuados por Mujica.
SUPERAR EL PASADO, MIRAR EL FUTURO
Apenas unos días después de la asunción de José Mujica como presidente uruguayo, se cumplieron 25 años de la ley de pacificación nacional, sancionada el 8 de marzo de 1985 en los inicios del gobierno de Julio María Sanguinetti. Aquella ley hizo posible la libertad de Mujica junto con la de su esposa y otros ex militantes de organizaciones armadas condenados a penas de prisión. Poco después, en diciembre de 1986, ese proceso se completó con la ley de caducidad, que declaró la renuncia a "la pretensión punitiva del Estado respecto de los delitos cometidos hasta el 1º de marzo de 1985 por funcionarios militares y policiales, equiparados y asimilados por móviles políticos o en ocasión del cumplimiento de sus funciones y en ocasión de acciones ordenadas por los mandos que actuaron durante el período de facto". Esta ley fue ratificada por un referéndum con el voto mayoritario de la ciudadanía el 16 de abril de 1989. A su vez, la Suprema Corte de Justicia declaró su constitucionalidad.
En años recientes, a través de nuevas interpretaciones de la justicia uruguaya, se iniciaron procesos por violación de los derechos humanos a militares y a los máximos responsables de la conducción de gobierno durante los años de la represión de las organizaciones armadas. En 2009, la Suprema Corte de Justicia declaró la inconstitucionalidad de la ley de caducidad, posibilitando el dictado de condenas y el inicio de nuevos procesos. Como consecuencia de ello están en prisión, entre otros, los ex presidentes Gregorio Alvarez y Juan María Bordaberry.
Junto a las elecciones presidenciales del 25 de octubre de 2009 se votó un plebiscito sobre la anulación de la ley de caducidad, que no alcanzó la mayoría necesaria. El pueblo uruguayo ratificó así, por segunda vez, su voluntad de dejar atrás las secuelas y juzgamientos de los hechos del pasado. Esta circunstancia y seguramente un espíritu de reconciliación que nace en la conciencia de culpas compartidas, es lo que debe haber movido al presidente Mujica, en sus primeros días de gestión, a realizar actos y declaraciones que expresan su voluntad de superar el pasado y mirar el futuro.
"Yo no quiero tener viejos presos. Viejos de 75, 80 años. Pero no sólo militares, ningún preso de esa edad", dijo Mujica. Una declaración de este calibre, e inmediatamente luego de haber asumido, no puede interpretarse como una mera preocupación humanitaria por la existencia de presos comunes de mucha edad. De la misma forma y como una invitación a la Justicia para que actúe, deben entenderse sus palabras en una conferencia de prensa: "(La idea) es no sustituir jamás a la Justicia, ni meterse a conseguir ninguna amnistía, sino darles una herramienta a los jueces. El Poder Ejecutivo jamás debe invalidar, lo que es prerrogativa bien clara y definida de otro poder". Con algo más de claridad, la primera dama uruguaya afirmó sobre los militares en prisión: "La condena es que ya se sabe lo que hicieron, es lo que la sociedad siente por ellos, no es que sigan presos".
El camino seguido por la ciudadanía uruguaya, y ahora por su nuevo mandatario, indica madurez y una mayor preocupación por construir el futuro que por revolver el pasado. La pacificación y la reconciliación son un paso necesario para un país que necesita del esfuerzo y unión en pos de esa construcción. La confrontación permanente y la revancha implican conflictos que escalan, y que, obedeciendo a la segura alternancia del poder de las facciones en discordia, pueden terminar reemplazando la justicia por la venganza. Algo que deberían advertir nuestros gobernantes, además de tomar referencia de los pasos insinuados por Mujica.
14 mar 2010
Comentario de un lector
llegó a mis manos su art. sobre el traspàso del poder en Chile, comentando el austero acto de asunción, la calidad de los actores, el profundo respeto hacia la nación y su pueblo que tienen los gobernantes, y lo mío no estoy seguro que sea una sana envidia, créo que es realmente envidia, tengo tanta verguenza de haber colaborado con mi voto a que esta mujer subiera al poder que hasta a veces lo niego,como muchos de nuestros compatriotas que todos los días hacen un tremendo esfuerzo para sostenerce con su trabajo,(como es mi caso que poseo una pequeñisima PIME) y lo véo tambalear a cada momento - los felicito de corazón por expresar lo que muchos sentimos - Gracias -
Oscar B.
Oscar B.
LA NACIÓN - 14/03/10
Editorial I
Certificado de defunción del BCRA
La confirmación de Mercedes Marcó del Pont configuraría el fin de la autonomía de la entidad monetaria
La muy probable ratificación de Mercedes Marcó del Pont como presidenta del Banco Central (BCRA) por el Senado de la Nación confirmaría lo poco que al oficialismo y a algunos de sus ocasionales aliados les importa la autonomía de la entidad monetaria, que pasaría a convertirse en un mero apéndice del Poder Ejecutivo.
La licenciada Marcó del Pont adscribe a un modelo de administración económica sujeta a la rigidez ideológica que entiende el desarrollo basado en el crecimiento del mercado interno, con una competitividad garantizada por la política cambiaria, inversiones inducidas por una fuerte intervención estatal en todas las áreas y el funcionamiento de un Consejo Económico Social que convalide tales políticas. Un esquema con marcado sesgo anticapitalista y corporativo.
La titular interina del BCRA es una militante del "modelo" kirchnerista. Descree de la necesidad de una autoridad monetaria dotada de autonomía y considera un error limitar su misión esencial a preservar el valor de la moneda. Es probable que en esas ideas se encuentre la causa que la llevó a ignorar la vigencia de la ley 24.144 que establece en su artículo 3º que el BCRA no puede recibir instrucciones del Poder Ejecutivo Nacional.
En efecto, en su exposición ante la Comisión de Acuerdos del Senado reconoció que la noche anterior a la reunión de la Asamblea Legislativa, la presidenta Cristina Kirchner le informó del decreto inédito y le ordenó ejecutarlo.
En su defensa, argumentó que un decreto de necesidad y urgencia tiene fuerza de ley, y debe ser cumplido. Se trata de una interpretación pobre e insuficiente para un dirigente político con responsabilidades de Estado.
La ley impide que la autoridad monetaria pueda declinar funciones, como el manejo de las reservas "sin autorización expresa del Congreso Nacional". Sin perjuicio de ello, Marcó del Pont transfirió igual las reservas, sin orden expresa y con público conocimiento de la existencia de una orden judicial -la sentencia de la jueza Sarmiento-, que impedía transferir reservas sin la previa intervención del Congreso.
El nuevo DNU es un instrumento excepcional que sólo cambió de número, tanto que sus considerandos son idénticos al DNU 2010/09. Luego Marcó del Pont desobedeció una orden judicial.
Por su parte, la ley 26.122 sobre control de DNU y el Código Civil disponen que los decretos rigen desde su publicación en el Boletín Oficial. Según la cronología de los hechos expuestos por la funcionaria, ella convocó el lunes 1° de marzo, a las 12, a una reunión del directorio del BCRA que terminó a las 15, y ordenó al gerente general la transferencia a las 14, mientras que el decreto fue publicado en una edición extraordinaria del boletín a las 16.
Es difícil de aceptar que una operación financiera de esa complejidad pueda obtener dictámenes técnicos y completar el circuito administrativo en pocas horas. Así lo demuestra que el directorio no tuvo en cuenta, al decidir, que los abogados del BCRA en los Estados Unidos habían dictaminado oficialmente que ese tipo de transferencia implicaría un embargo en Nueva York sobre las reservas por miles de millones de dólares. A pesar de este riesgo, la transferencia se hizo.
Hay, en consecuencia, razones suficientes para rechazar el pliego de la candidata por falta de idoneidad profesional para cumplir con las funciones encomendadas. Sin embargo, en realidad el fondo del desendeudamiento oculta las deficiencias y grietas de un modelo agotado, y en los cambios del BCRA subyace la idea de poner fin a la autonomía de la institución.
La verdadera discusión versa sobre la consistencia de un modelo económico kirchnerista, acosado cada vez más por el déficit fiscal y la inflación.
Si en estos tiempos de fragmentación y de posiciones políticas volubles el oficialismo puede capturar los votos para otorgar el acuerdo a Marcó del Pont, estaremos ante una victoria pírrica, que lejos estará de generar el consenso suficiente para respaldar una gestión que nace con la señal de la sumisión y la abdicación de facultades frente a la desmesura y la prepotencia de una administración encerrada en sí misma.
Quedaría al descubierto, una vez más, una concepción de la política que encubre la voluntad de ejercer el poder sin limitaciones, y que se ha evidenciado también en el grave anuncio presidencial según el cual se desconocerán aquellos fallos judiciales que, a juicio de la primera mandataria, constituyan un "palo en la rueda". Algo que, lisa y llanamente, implica la destrucción de la viga maestra del edificio republicano.
Certificado de defunción del BCRA
La confirmación de Mercedes Marcó del Pont configuraría el fin de la autonomía de la entidad monetaria
La muy probable ratificación de Mercedes Marcó del Pont como presidenta del Banco Central (BCRA) por el Senado de la Nación confirmaría lo poco que al oficialismo y a algunos de sus ocasionales aliados les importa la autonomía de la entidad monetaria, que pasaría a convertirse en un mero apéndice del Poder Ejecutivo.
La licenciada Marcó del Pont adscribe a un modelo de administración económica sujeta a la rigidez ideológica que entiende el desarrollo basado en el crecimiento del mercado interno, con una competitividad garantizada por la política cambiaria, inversiones inducidas por una fuerte intervención estatal en todas las áreas y el funcionamiento de un Consejo Económico Social que convalide tales políticas. Un esquema con marcado sesgo anticapitalista y corporativo.
La titular interina del BCRA es una militante del "modelo" kirchnerista. Descree de la necesidad de una autoridad monetaria dotada de autonomía y considera un error limitar su misión esencial a preservar el valor de la moneda. Es probable que en esas ideas se encuentre la causa que la llevó a ignorar la vigencia de la ley 24.144 que establece en su artículo 3º que el BCRA no puede recibir instrucciones del Poder Ejecutivo Nacional.
En efecto, en su exposición ante la Comisión de Acuerdos del Senado reconoció que la noche anterior a la reunión de la Asamblea Legislativa, la presidenta Cristina Kirchner le informó del decreto inédito y le ordenó ejecutarlo.
En su defensa, argumentó que un decreto de necesidad y urgencia tiene fuerza de ley, y debe ser cumplido. Se trata de una interpretación pobre e insuficiente para un dirigente político con responsabilidades de Estado.
La ley impide que la autoridad monetaria pueda declinar funciones, como el manejo de las reservas "sin autorización expresa del Congreso Nacional". Sin perjuicio de ello, Marcó del Pont transfirió igual las reservas, sin orden expresa y con público conocimiento de la existencia de una orden judicial -la sentencia de la jueza Sarmiento-, que impedía transferir reservas sin la previa intervención del Congreso.
El nuevo DNU es un instrumento excepcional que sólo cambió de número, tanto que sus considerandos son idénticos al DNU 2010/09. Luego Marcó del Pont desobedeció una orden judicial.
Por su parte, la ley 26.122 sobre control de DNU y el Código Civil disponen que los decretos rigen desde su publicación en el Boletín Oficial. Según la cronología de los hechos expuestos por la funcionaria, ella convocó el lunes 1° de marzo, a las 12, a una reunión del directorio del BCRA que terminó a las 15, y ordenó al gerente general la transferencia a las 14, mientras que el decreto fue publicado en una edición extraordinaria del boletín a las 16.
Es difícil de aceptar que una operación financiera de esa complejidad pueda obtener dictámenes técnicos y completar el circuito administrativo en pocas horas. Así lo demuestra que el directorio no tuvo en cuenta, al decidir, que los abogados del BCRA en los Estados Unidos habían dictaminado oficialmente que ese tipo de transferencia implicaría un embargo en Nueva York sobre las reservas por miles de millones de dólares. A pesar de este riesgo, la transferencia se hizo.
Hay, en consecuencia, razones suficientes para rechazar el pliego de la candidata por falta de idoneidad profesional para cumplir con las funciones encomendadas. Sin embargo, en realidad el fondo del desendeudamiento oculta las deficiencias y grietas de un modelo agotado, y en los cambios del BCRA subyace la idea de poner fin a la autonomía de la institución.
La verdadera discusión versa sobre la consistencia de un modelo económico kirchnerista, acosado cada vez más por el déficit fiscal y la inflación.
Si en estos tiempos de fragmentación y de posiciones políticas volubles el oficialismo puede capturar los votos para otorgar el acuerdo a Marcó del Pont, estaremos ante una victoria pírrica, que lejos estará de generar el consenso suficiente para respaldar una gestión que nace con la señal de la sumisión y la abdicación de facultades frente a la desmesura y la prepotencia de una administración encerrada en sí misma.
Quedaría al descubierto, una vez más, una concepción de la política que encubre la voluntad de ejercer el poder sin limitaciones, y que se ha evidenciado también en el grave anuncio presidencial según el cual se desconocerán aquellos fallos judiciales que, a juicio de la primera mandataria, constituyan un "palo en la rueda". Algo que, lisa y llanamente, implica la destrucción de la viga maestra del edificio republicano.
12 mar 2010
Chile 2010
¿SANA? ENVIDIA
En realidad fue envidia, lisa y llana, la que sentimos ante el cambio de mando en la presidencia de Chile. Ya nos habíamos sorprendido hace cuatro años cuando Julio Lagos entregaba la banda presidencial a Michelle Bachelet, aunque, en el fondo, se traspasaban la banda dos representantes del mismo partido. En aquel momento, marzo de 2006, nos sorprendió la sobriedad del acto y la ausencia total de estridencias de cualquier tipo.
Ayer se sumaba un nuevo condimento, porque el relevo presidencial se verificaba entre una presidente de izquierda y uno de derecha. Sin embargo, no sólo reinaron el orden, la sobriedad y el respeto, sino que el mismo auditorio, reunido en forma espontánea en las calles de Santiago, aplaudió a rabiar, y por igual, a la presidente saliente y al mandatario entrante.
No hubo bombos, gritos, insultos o papelitos. Tampoco señoras reclamando supuestos hijos desaparecidos. No se vieron piqueteros en las calles y plazas adyacentes, cortando la circulación y blandiendo muñecos inflables y carteles de las así llamadas “organizaciones sociales”.
Michelle Bachelet se retiró con el 84% de imagen positiva entre su pueblo, aun después del terremoto de fines de febrero. A pesar de haber sufrido en carne propia y en la de su padre al severísimo régimen de Augusto Pinochet, jamás intentó denostar, diezmar o destruir a las fuerzas armadas de su país, ganándose el aprecio de los militares que ayer le brindaron una emotiva despedida. Tampoco se le ocurrió a la presidente saliente en los cuatro años que duró su gestión, como tampoco a los gobiernos de centro izquierda que la precedieron, tocar un ápice de la política económica que trazó el general junto a su entonces ministro de economía, Hernán Büchi.
Del otro lado de la cordillera se puede ser de izquierda o derecha, pero se es esencialmente chileno, y ambas tendencias, que en realidad difieren en matices, trabajan codo a codo por la grandeza de Chile, respetando a rajatabla sus instituciones y sus leyes.
De este lado de los Andes sucede todo lo contrario. Lo que hemos vivido desde fines de 1983 hasta la fecha es una permanente actitud de revancha, venganza, división y confrontación con todos los sectores y todas las instituciones sociales, (iglesia, escuela, fuerzas armadas, parlamento, justicia, etc.), elevada a la enésima potencia desde que el actual matrimonio presidencial ocupara la Casa Rosada en mayo de 2003.
La parquedad del acto en el país trasandino contrastó con lo que aquí experimentamos cotidianamente a través de la gestión K, como se pudo observar, por ejemplo, en la moderación en el vestuario de las mujeres en el poder. Tanto la presidente saliente como la primera dama entrante y las nuevas ministras y esposas de ministros y funcionarios se mostraron a tono con la realidad nacional, en significativo contraste con quien ejerce la primera magistratura en Argentina.
Tal vez otro rasgo diferenciador importantísimo fue la mesura y el optimismo de Sebastián Piñera en su primer discurso público como presidente, inaugurando una gestión que debe enfrentar un duro desafío debido a la reciente catástrofe natural. Por varias veces invocó a Dios, en su calidad de hombre profundamente creyente, y exaltó la familia y la vida como ejes rectores de la política que piensa llevar adelante con sus colaboradores, un gabinete de lujo integrado por 22 miembros, 13 de los cuales ostentan maestrías en sus respectivas áreas de estudio y trabajo, mientras que otros 6 son doctores, al tiempo que él mismo es magister y doctor en Economía por la Universidad de Harvard.
Este dato tampoco es menor, porque, comparado con la realidad argentina, desnuda la tremenda frivolidad, la evidente indigencia de ideas y la contudente falta de preparación, responsabilidad, capacidad y honradez que caracterizan a la actual gestión de gobierno en nuestro país.
Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz
En realidad fue envidia, lisa y llana, la que sentimos ante el cambio de mando en la presidencia de Chile. Ya nos habíamos sorprendido hace cuatro años cuando Julio Lagos entregaba la banda presidencial a Michelle Bachelet, aunque, en el fondo, se traspasaban la banda dos representantes del mismo partido. En aquel momento, marzo de 2006, nos sorprendió la sobriedad del acto y la ausencia total de estridencias de cualquier tipo.
Ayer se sumaba un nuevo condimento, porque el relevo presidencial se verificaba entre una presidente de izquierda y uno de derecha. Sin embargo, no sólo reinaron el orden, la sobriedad y el respeto, sino que el mismo auditorio, reunido en forma espontánea en las calles de Santiago, aplaudió a rabiar, y por igual, a la presidente saliente y al mandatario entrante.
No hubo bombos, gritos, insultos o papelitos. Tampoco señoras reclamando supuestos hijos desaparecidos. No se vieron piqueteros en las calles y plazas adyacentes, cortando la circulación y blandiendo muñecos inflables y carteles de las así llamadas “organizaciones sociales”.
Michelle Bachelet se retiró con el 84% de imagen positiva entre su pueblo, aun después del terremoto de fines de febrero. A pesar de haber sufrido en carne propia y en la de su padre al severísimo régimen de Augusto Pinochet, jamás intentó denostar, diezmar o destruir a las fuerzas armadas de su país, ganándose el aprecio de los militares que ayer le brindaron una emotiva despedida. Tampoco se le ocurrió a la presidente saliente en los cuatro años que duró su gestión, como tampoco a los gobiernos de centro izquierda que la precedieron, tocar un ápice de la política económica que trazó el general junto a su entonces ministro de economía, Hernán Büchi.
Del otro lado de la cordillera se puede ser de izquierda o derecha, pero se es esencialmente chileno, y ambas tendencias, que en realidad difieren en matices, trabajan codo a codo por la grandeza de Chile, respetando a rajatabla sus instituciones y sus leyes.
De este lado de los Andes sucede todo lo contrario. Lo que hemos vivido desde fines de 1983 hasta la fecha es una permanente actitud de revancha, venganza, división y confrontación con todos los sectores y todas las instituciones sociales, (iglesia, escuela, fuerzas armadas, parlamento, justicia, etc.), elevada a la enésima potencia desde que el actual matrimonio presidencial ocupara la Casa Rosada en mayo de 2003.
La parquedad del acto en el país trasandino contrastó con lo que aquí experimentamos cotidianamente a través de la gestión K, como se pudo observar, por ejemplo, en la moderación en el vestuario de las mujeres en el poder. Tanto la presidente saliente como la primera dama entrante y las nuevas ministras y esposas de ministros y funcionarios se mostraron a tono con la realidad nacional, en significativo contraste con quien ejerce la primera magistratura en Argentina.
Tal vez otro rasgo diferenciador importantísimo fue la mesura y el optimismo de Sebastián Piñera en su primer discurso público como presidente, inaugurando una gestión que debe enfrentar un duro desafío debido a la reciente catástrofe natural. Por varias veces invocó a Dios, en su calidad de hombre profundamente creyente, y exaltó la familia y la vida como ejes rectores de la política que piensa llevar adelante con sus colaboradores, un gabinete de lujo integrado por 22 miembros, 13 de los cuales ostentan maestrías en sus respectivas áreas de estudio y trabajo, mientras que otros 6 son doctores, al tiempo que él mismo es magister y doctor en Economía por la Universidad de Harvard.
Este dato tampoco es menor, porque, comparado con la realidad argentina, desnuda la tremenda frivolidad, la evidente indigencia de ideas y la contudente falta de preparación, responsabilidad, capacidad y honradez que caracterizan a la actual gestión de gobierno en nuestro país.
Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz
2 mar 2010
Las consecuencias de la mentalidad pigmea argentina
LA NACIÓN - 02/03/10
Carta de lectores
Medicación urgente
Señor Director:
"Franco Núñez (DNI 42.339.421) tiene 10 años y sufre de parálisis cerebral, encefalopatía crónica y epilepsia, por lo cual su médico, el doctor Roberto Carballo (MN 61.757), le prescribió Keppra (medicamento distribuido en la Argentina por GlaxoSmithKline) y no un genérico, debido a que, con anterioridad, el chico ya probó un genérico que le provocó fuertes convulsiones, lo que puso en grave peligro su salud.
"Franco dispone de una pensión por invalidez otorgada por el Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires, por la cual corresponde al Programa Federal de Salud (Unidad Ejecutora Profe) brindarle cobertura médica y medicamentos. Pero el Profe no sólo se niega a suministrar el Keppra debidamente fundamentado por el médico, sino que también se declara «incompetente para emitir su negativa por escrito».
"Con mi abogada estamos ayudando a la familia de Franco a gestionar los trámites y reclamos ante la obra social y la Defensoría del Pueblo de Quilmes, pero lo cierto es que, hasta que se consiga la solución que el Estado debe proveer, esta familia, que es de bajos recursos, no puede costear la continuidad del tratamiento con Keppra y sólo disponen del medicamento para una semana más."
Esteban Caffini
DNI 21.003.850
N. de la R.: el laboratorio GlaxoSmithKline es de origen y capital inglés.
Carta de lectores
Medicación urgente
Señor Director:
"Franco Núñez (DNI 42.339.421) tiene 10 años y sufre de parálisis cerebral, encefalopatía crónica y epilepsia, por lo cual su médico, el doctor Roberto Carballo (MN 61.757), le prescribió Keppra (medicamento distribuido en la Argentina por GlaxoSmithKline) y no un genérico, debido a que, con anterioridad, el chico ya probó un genérico que le provocó fuertes convulsiones, lo que puso en grave peligro su salud.
"Franco dispone de una pensión por invalidez otorgada por el Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires, por la cual corresponde al Programa Federal de Salud (Unidad Ejecutora Profe) brindarle cobertura médica y medicamentos. Pero el Profe no sólo se niega a suministrar el Keppra debidamente fundamentado por el médico, sino que también se declara «incompetente para emitir su negativa por escrito».
"Con mi abogada estamos ayudando a la familia de Franco a gestionar los trámites y reclamos ante la obra social y la Defensoría del Pueblo de Quilmes, pero lo cierto es que, hasta que se consiga la solución que el Estado debe proveer, esta familia, que es de bajos recursos, no puede costear la continuidad del tratamiento con Keppra y sólo disponen del medicamento para una semana más."
Esteban Caffini
DNI 21.003.850
N. de la R.: el laboratorio GlaxoSmithKline es de origen y capital inglés.
27 feb 2010
LA NACIÓN - 27/02/10
Editorial I
Cada vez más aislados
Es una clara señal la omisión de la Argentina en las giras de presidentes y emisarios de países centrales por la región
Es peor querer estar solo que estarlo. El gobierno argentino, sin embargo, actúa como si pretendiera hacernos creer que se encuentra cómodo con su voluntariosa política de aislamiento de la comunidad internacional y de cercanía con un régimen detestable, desde la perspectiva democrática, como la Venezuela de Hugo Chávez. Ese régimen se ha convertido, por obra de los Kirchner, en la principal agencia externa del país. Con los otros gobiernos, incluidos los del Mercosur, las relaciones se ciñen a encuentros en cumbres presidenciales. Con los Estados Unidos, como ha hecho público la presidenta Cristina Kirchner con sus recientes críticas contra Barack Obama, no parece haber interés en conciliar posiciones.
Si en 2007 había tres puertas siempre abiertas, Brasilia, Madrid y Caracas, hoy sólo queda la última. Pocos jefes de Estado han demostrado interés en visitar la Argentina y poca predisposición ha exteriorizado la Presidenta en salir del país. Ha llegado a suscitar estupor, incluso en las raleadas filas del oficialismo, al haber suspendido a último momento la gira que iba a realizar por China.
La descortesía con la segunda potencia mundial y país emergente más importante se originó en razones tan difíciles de entender en cualquier parte como la desconfianza visceral de la Presidenta en el vicepresidente Julio Cobos. Años atrás, el entonces presidente Néstor Kirchner propinó un desaire casi aún peor a quien era presidente socialista de Portugal. Con sólo un mes de anticipación, le hizo saber que no podría recibirlo a pesar de haberse organizado con tiempo holgado -como es natural en estos casos- su visita a la Argentina. En Lisboa se quedaron con la boca abierta y prepararon a las apuradas un viaje a Paraguay.
Desde la crisis de 2001, la Argentina ha resignado presencia y protagonismo en el escenario internacional. La dureza de esa crisis pudo explicar en su momento la involución de nuestro país frente al mundo. Nueve años después, el aislamiento persiste y, por actitudes desprejuiciadas y hostiles de la pareja presidencial, se ha agravado.
La ruptura con las normas más elementales de la convivencia internacional ha resultado ser tan asombrosa como incongruente con otras gestiones. Embajadores políticos de categoría intelectual y emocional insuficientes para representar a empresas de escaso calado se sofocan, mientras tanto, en arduos y penosos trámites para conseguir que alguna figura de relevancia venga a Buenos Aires.
Jacques Chirac, aún presidente de Francia, estrenó una ruta en su periplo por el Cono Sur: Chile y Brasil, sin escalas en nuestro país. Es posible que el presidente Obama emprenda el mismo periplo en su próxima gira. La secretaria de Estado, Hillary Clinton, se dispone a viajar desde pasado mañana a Uruguay, Chile y Brasil, entre otros países de la región, pero pasará por alto a la Argentina.
¿Por qué habría de venir la señora Clinton, después del destrato oficial sufrido aquí por Arturo Valenzuela, el funcionario de más alto rango de su cartera en América latina? ¿O es imaginable que el gobierno de Washington, aun cuando se encuentre en manos demócratas, vaya a olvidar fácilmente la estupidez de haber contribuido la Argentina a organizar en 2005, en Mar del Plata, una contracumbre con la que se agredió al presidente George W. Bush?
El pasado reciente está plagado de hechos absurdos que trastornan la inserción hasta en países en los cuales la Argentina era valorada por su peso específico. Casi nadie piensa que son previsibles las políticas argentinas, lo cual dificulta todavía más cualquier palabra o gesto aislado de sensatez diplomática.
Una vez más, la asombrosa voluntad de permanecer fuera del mercado internacional de capitales, como consecuencia de celebrar incumplimientos contractuales y pretender imponer una prepotente y costosa fórmula en la renegociación de la deuda externa, ha potenciado la opinión externa negativa para el país. Uno de cada cuatro de los acreedores de la Argentina ha procurado cobrar sus acreencias en las más variadas jurisdicciones. Lo cual es lógico. Ni siquiera la sorpresiva transformación del G-20 en el foro en el cual el mundo tanto discute las urgencias económicas más graves como la reestructuración de la arquitectura financiera internacional ha contribuido a mejorar nuestra situación.
Poco parece importarles esta situación a los Kirchner, cuya política exterior ha estado siempre subordinada a sus necesidades domésticas. Si estimularon el estallido del conflicto de las pasteras con un país hermano como Uruguay y han permitido que un grupo de vecinos se arrogara la representación de la Nación, ¿qué podría esperarse de mejor en cuanto a los vínculos con otros Estados?
A diferencia de la Argentina, países como Brasil, Uruguay, Chile y Perú se han limitado a comportarse con normalidad en la arena internacional. O sea, han profundizado su relación con el mundo para tender puentes y captar inversiones. Con lecciones de economía, al estilo de los patéticos programas oficialistas de televisión nocturna, la Presidenta suele pasearse por los escenarios internacionales. Alguien debería explicarle que de esa manera el país estará condenado al aislamiento hasta que por lo menos concluya el actual período de gobierno.
Es hora de cambiar conductas y estilos, así como de dejar de lado la vanidad y la grandilocuencia hueca. Es tiempo de asumir la sobriedad apropiada para una política seria y pragmática, de volver con rigor profesional a las acciones en que nada se halle antepuesto al interés nacional. También es necesario comprender que una política exterior debidamente fundada requiere de la labor paciente en una dirección inequívoca. De lo contrario, sería excesivo pedir a los demás que entiendan aquello que ni siquiera nosotros, los argentinos, tenemos claro.
Editorial I
Cada vez más aislados
Es una clara señal la omisión de la Argentina en las giras de presidentes y emisarios de países centrales por la región
Es peor querer estar solo que estarlo. El gobierno argentino, sin embargo, actúa como si pretendiera hacernos creer que se encuentra cómodo con su voluntariosa política de aislamiento de la comunidad internacional y de cercanía con un régimen detestable, desde la perspectiva democrática, como la Venezuela de Hugo Chávez. Ese régimen se ha convertido, por obra de los Kirchner, en la principal agencia externa del país. Con los otros gobiernos, incluidos los del Mercosur, las relaciones se ciñen a encuentros en cumbres presidenciales. Con los Estados Unidos, como ha hecho público la presidenta Cristina Kirchner con sus recientes críticas contra Barack Obama, no parece haber interés en conciliar posiciones.
Si en 2007 había tres puertas siempre abiertas, Brasilia, Madrid y Caracas, hoy sólo queda la última. Pocos jefes de Estado han demostrado interés en visitar la Argentina y poca predisposición ha exteriorizado la Presidenta en salir del país. Ha llegado a suscitar estupor, incluso en las raleadas filas del oficialismo, al haber suspendido a último momento la gira que iba a realizar por China.
La descortesía con la segunda potencia mundial y país emergente más importante se originó en razones tan difíciles de entender en cualquier parte como la desconfianza visceral de la Presidenta en el vicepresidente Julio Cobos. Años atrás, el entonces presidente Néstor Kirchner propinó un desaire casi aún peor a quien era presidente socialista de Portugal. Con sólo un mes de anticipación, le hizo saber que no podría recibirlo a pesar de haberse organizado con tiempo holgado -como es natural en estos casos- su visita a la Argentina. En Lisboa se quedaron con la boca abierta y prepararon a las apuradas un viaje a Paraguay.
Desde la crisis de 2001, la Argentina ha resignado presencia y protagonismo en el escenario internacional. La dureza de esa crisis pudo explicar en su momento la involución de nuestro país frente al mundo. Nueve años después, el aislamiento persiste y, por actitudes desprejuiciadas y hostiles de la pareja presidencial, se ha agravado.
La ruptura con las normas más elementales de la convivencia internacional ha resultado ser tan asombrosa como incongruente con otras gestiones. Embajadores políticos de categoría intelectual y emocional insuficientes para representar a empresas de escaso calado se sofocan, mientras tanto, en arduos y penosos trámites para conseguir que alguna figura de relevancia venga a Buenos Aires.
Jacques Chirac, aún presidente de Francia, estrenó una ruta en su periplo por el Cono Sur: Chile y Brasil, sin escalas en nuestro país. Es posible que el presidente Obama emprenda el mismo periplo en su próxima gira. La secretaria de Estado, Hillary Clinton, se dispone a viajar desde pasado mañana a Uruguay, Chile y Brasil, entre otros países de la región, pero pasará por alto a la Argentina.
¿Por qué habría de venir la señora Clinton, después del destrato oficial sufrido aquí por Arturo Valenzuela, el funcionario de más alto rango de su cartera en América latina? ¿O es imaginable que el gobierno de Washington, aun cuando se encuentre en manos demócratas, vaya a olvidar fácilmente la estupidez de haber contribuido la Argentina a organizar en 2005, en Mar del Plata, una contracumbre con la que se agredió al presidente George W. Bush?
El pasado reciente está plagado de hechos absurdos que trastornan la inserción hasta en países en los cuales la Argentina era valorada por su peso específico. Casi nadie piensa que son previsibles las políticas argentinas, lo cual dificulta todavía más cualquier palabra o gesto aislado de sensatez diplomática.
Una vez más, la asombrosa voluntad de permanecer fuera del mercado internacional de capitales, como consecuencia de celebrar incumplimientos contractuales y pretender imponer una prepotente y costosa fórmula en la renegociación de la deuda externa, ha potenciado la opinión externa negativa para el país. Uno de cada cuatro de los acreedores de la Argentina ha procurado cobrar sus acreencias en las más variadas jurisdicciones. Lo cual es lógico. Ni siquiera la sorpresiva transformación del G-20 en el foro en el cual el mundo tanto discute las urgencias económicas más graves como la reestructuración de la arquitectura financiera internacional ha contribuido a mejorar nuestra situación.
Poco parece importarles esta situación a los Kirchner, cuya política exterior ha estado siempre subordinada a sus necesidades domésticas. Si estimularon el estallido del conflicto de las pasteras con un país hermano como Uruguay y han permitido que un grupo de vecinos se arrogara la representación de la Nación, ¿qué podría esperarse de mejor en cuanto a los vínculos con otros Estados?
A diferencia de la Argentina, países como Brasil, Uruguay, Chile y Perú se han limitado a comportarse con normalidad en la arena internacional. O sea, han profundizado su relación con el mundo para tender puentes y captar inversiones. Con lecciones de economía, al estilo de los patéticos programas oficialistas de televisión nocturna, la Presidenta suele pasearse por los escenarios internacionales. Alguien debería explicarle que de esa manera el país estará condenado al aislamiento hasta que por lo menos concluya el actual período de gobierno.
Es hora de cambiar conductas y estilos, así como de dejar de lado la vanidad y la grandilocuencia hueca. Es tiempo de asumir la sobriedad apropiada para una política seria y pragmática, de volver con rigor profesional a las acciones en que nada se halle antepuesto al interés nacional. También es necesario comprender que una política exterior debidamente fundada requiere de la labor paciente en una dirección inequívoca. De lo contrario, sería excesivo pedir a los demás que entiendan aquello que ni siquiera nosotros, los argentinos, tenemos claro.
LA POBREZA DE LOS ARGENTINOS
No se necesitan estudios estadísticos, ni mostrar el crecimiento de las villas de emergencia, los que duermen en las calles o la vida de los indigentes, para saber que la mayoría de los argentinos están empobrecidos.
El empobrecimiento del pueblo argentino se expresa en hechos diarios: su incapacidad de pago de los bienes de consumo para su vida diaria.
Los argentinos no tienen plata para pagar el valor de la carne, que sí pueden pagarlo los habitantes de países con poblaciones de mayores ingresos. Para ocultar la pobreza, el gobierno le fija precio máximo a la carne, con lo que estanca la producción. Tampoco pueden pagar el valor de la leche, el pan, los fideos, el pasaje en colectivo, trenes y subterráneos, la electricidad, el gas etc. etc., que el gobierno subsidia, paralizando la inversión y la producción.
La estructura productiva argentina vive en un círculo vicioso generador permanente de pobreza. A los argentinos no los ayuda que el gobierno les tire huesos para entretenerlos: deben ganar más para poder pagar el valor de los bienes que necesitan o desean. Esto requiere que la economía sea exportadora, que genere oportunidades de trabajo y aumente los salarios; para conseguirlo, los argentinos deben trabajar fuerte y ser creativos, sin interferencia del gobierno. La corporación sindical tiene responsabilidad en que se logre.
Los ingresos de los trabajadores argentinos deben elevarse.
Dr. Marcelo Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar
www.segundarepublica.blogspot.com
No se necesitan estudios estadísticos, ni mostrar el crecimiento de las villas de emergencia, los que duermen en las calles o la vida de los indigentes, para saber que la mayoría de los argentinos están empobrecidos.
El empobrecimiento del pueblo argentino se expresa en hechos diarios: su incapacidad de pago de los bienes de consumo para su vida diaria.
Los argentinos no tienen plata para pagar el valor de la carne, que sí pueden pagarlo los habitantes de países con poblaciones de mayores ingresos. Para ocultar la pobreza, el gobierno le fija precio máximo a la carne, con lo que estanca la producción. Tampoco pueden pagar el valor de la leche, el pan, los fideos, el pasaje en colectivo, trenes y subterráneos, la electricidad, el gas etc. etc., que el gobierno subsidia, paralizando la inversión y la producción.
La estructura productiva argentina vive en un círculo vicioso generador permanente de pobreza. A los argentinos no los ayuda que el gobierno les tire huesos para entretenerlos: deben ganar más para poder pagar el valor de los bienes que necesitan o desean. Esto requiere que la economía sea exportadora, que genere oportunidades de trabajo y aumente los salarios; para conseguirlo, los argentinos deben trabajar fuerte y ser creativos, sin interferencia del gobierno. La corporación sindical tiene responsabilidad en que se logre.
Los ingresos de los trabajadores argentinos deben elevarse.
Dr. Marcelo Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar
www.segundarepublica.blogspot.com
9 feb 2010
LA VOZ DEL INTERIOR - Martes 9 de febrero de 2010
Editorial
Una oradora mal asesorada
Las casi diarias alocuciones de Cristina Kirchner sólo sirven para desnudar una alarmante falta de asesoramiento y un triunfalismo inconvincente por parte de la Presidenta en sus exposiciones.
Casi no pasa día sin que la presidenta de la República realice anuncio y pronuncie arengas con anticipos espectaculares, ataques contra los medios independientes y promesas de un futuro esplendoroso. A veces, y cada vez con mayor frecuencia, formula con gran soltura declaraciones que diseminan asombro y estupor e inducen a conjeturar que está mal asesorada o que, peor aún, impregnada del estilo arrogante de su marido, se abstiene de informarse antes de hablar. Y se despeña en lo grotesco, como su afirmación de que la carne de cerdo puede reemplazar a una difundida pastilla que actúa como estímulo sexual.
Cruza sin medir ni pesar las palabras las fronteras del decoro y se interna en el absurdo, con lo que proyecta una imagen internacional de jefa de un Estado bananero. Lo preocupante es que el mal asesoramiento, o su sistemática prescindencia cuando aborda problemas económicos y sociales que, lejos de ser solucionados por su triunfalismo militante no hacen otra cosa que agravarse, han despojado a su oratoria hasta de la esperanza.
Así, en la semana anterior proclamó con gran euforia que en 2009 se habían logrado niveles récord de exportaciones de carne vacuna. Dos gruesos errores. En primer término, porque los despachos al exterior fueron inferiores, por ejemplo, a los registrados en 2005. En segundo lugar, lo que es mucho más preocupante, pasó por alto el hecho de que las exportaciones estuvieron basadas, en gran parte, sobre la faena de hembras, vacas y futuras madres, principal causa de la reducción del stock ganadero en más de tres millones de cabezas.
Cuando la participación de hembras en la matanza es superior al 50 por ciento, como lo fue en el año anterior, técnicamente se ingresa en una etapa de desinversión en la ganadería. Y, lo que es mucho peor, la liquidación de vientres reduce la oferta, no ya para los dos próximos años -que será muy severa, porque se estima que la disponibilidad de carne no superará los 16 kilogramos por habitante y por año-, perspectiva nada alentadora para un año que se presenta sobrecargado de indicadores deprimidos.
De no ser así, ¿por qué razón el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, ordenaría de inmediato la suspensión de las exportaciones? La explicación oficial es porque se quiere contener el encarecimiento de un producto básico de la canasta familiar argentina. Ello implica asegurar el mantenimiento de la irracionalidad de una dieta que ha alcanzado un consumo promedio de 70 kilogramos por habitante y por año, un nivel riesgoso no sólo por la reducción de saldos exportables.
También es preocupante por la incidencia negativa que el sobreconsumo de carne tiene sobre las enfermedades cardiovasculares, que ocupan el primer lugar en las estadísticas de causas de muertes en nuestro país. Sigamos improvisando y perorando.
Editorial
Una oradora mal asesorada
Las casi diarias alocuciones de Cristina Kirchner sólo sirven para desnudar una alarmante falta de asesoramiento y un triunfalismo inconvincente por parte de la Presidenta en sus exposiciones.
Casi no pasa día sin que la presidenta de la República realice anuncio y pronuncie arengas con anticipos espectaculares, ataques contra los medios independientes y promesas de un futuro esplendoroso. A veces, y cada vez con mayor frecuencia, formula con gran soltura declaraciones que diseminan asombro y estupor e inducen a conjeturar que está mal asesorada o que, peor aún, impregnada del estilo arrogante de su marido, se abstiene de informarse antes de hablar. Y se despeña en lo grotesco, como su afirmación de que la carne de cerdo puede reemplazar a una difundida pastilla que actúa como estímulo sexual.
Cruza sin medir ni pesar las palabras las fronteras del decoro y se interna en el absurdo, con lo que proyecta una imagen internacional de jefa de un Estado bananero. Lo preocupante es que el mal asesoramiento, o su sistemática prescindencia cuando aborda problemas económicos y sociales que, lejos de ser solucionados por su triunfalismo militante no hacen otra cosa que agravarse, han despojado a su oratoria hasta de la esperanza.
Así, en la semana anterior proclamó con gran euforia que en 2009 se habían logrado niveles récord de exportaciones de carne vacuna. Dos gruesos errores. En primer término, porque los despachos al exterior fueron inferiores, por ejemplo, a los registrados en 2005. En segundo lugar, lo que es mucho más preocupante, pasó por alto el hecho de que las exportaciones estuvieron basadas, en gran parte, sobre la faena de hembras, vacas y futuras madres, principal causa de la reducción del stock ganadero en más de tres millones de cabezas.
Cuando la participación de hembras en la matanza es superior al 50 por ciento, como lo fue en el año anterior, técnicamente se ingresa en una etapa de desinversión en la ganadería. Y, lo que es mucho peor, la liquidación de vientres reduce la oferta, no ya para los dos próximos años -que será muy severa, porque se estima que la disponibilidad de carne no superará los 16 kilogramos por habitante y por año-, perspectiva nada alentadora para un año que se presenta sobrecargado de indicadores deprimidos.
De no ser así, ¿por qué razón el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, ordenaría de inmediato la suspensión de las exportaciones? La explicación oficial es porque se quiere contener el encarecimiento de un producto básico de la canasta familiar argentina. Ello implica asegurar el mantenimiento de la irracionalidad de una dieta que ha alcanzado un consumo promedio de 70 kilogramos por habitante y por año, un nivel riesgoso no sólo por la reducción de saldos exportables.
También es preocupante por la incidencia negativa que el sobreconsumo de carne tiene sobre las enfermedades cardiovasculares, que ocupan el primer lugar en las estadísticas de causas de muertes en nuestro país. Sigamos improvisando y perorando.
11 ene 2010
http://www.elmundo.es/elmundo/2010/01/10/opinion/21794622.html
EL MUNDO, de España
EDITORIAL
Freno judicial a los decretazos de la déspota Cristina Kirchner
10.01.2010
AUNQUE los argentinos dicen, con mucha retranca, que su país está permanentemente en crisis, lo cierto es que la tormenta política y judicial de las últimas horas ha hecho tambalearse a las instituciones del Estado. Sobre todo al Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, quien ha encontrado la horma de su zapato en una jueza federal que el viernes no dudó en echar abajo los dos últimos decretos de la presidenta. El primero, encaminado a financiar deuda pública con 6.500 millones de dólares de reservas del Banco Central; y el segundo, firmado para destituir al presidente de esta entidad, Martín Redrado, por negarse a ejecutar su orden. El fallo de la magistrada deja claro que son decisiones arbitrarias y de abuso de poder, puesto que el Banco Central es un organismo independiente del Ejecutivo y sólo el Parlamento puede decidir sobre el uso de sus fondos. Redrado fue, por tanto, restituido a las 24 horas, provocando la cólera de Kirchner, que ayer se negó a acatar la decisión y dijo que todo es una «conspiración política y mediática».
El surrealista conflicto entre el Gobierno y el Banco -que ahora tiene dos gobernadores simultáneos- ha hecho saltar las alarmas por el temor a que la economía argentina -la tercera de Latinoamérica- caiga en un nuevo abismo, cuando el país no se ha recuperado aún de las secuelas del corralito de 2001. El viernes, el valor de los bonos se hundió, a la vez que se disparaba el riesgo de la deuda. En España se sigue el caso con gran preocupación, porque somos el principal inversor allí, con un 40% del negocio extranjero.
No es éste el primer gran revés que sufre la autoritaria Cristina Kirchner en sus planes económicos. Su primer año de mandato estuvo marcado por la fallida pretensión de imponer una espectacular subida de impuestos al sector agrario, respondida con una larguísima huelga y una caída en picado de su popularidad de la que no se ha recuperado. Después, su incapacidad para controlar la inflación, sus nefastas medidas populistas -incluida la nacionalización de compañías como Aerolíneas Argentinas- y el gasto descontrolado de la Administración -las reservas han mermado en 12 meses de 40.000 millones de dólares a 17.000-, han llevado a la economía a una situación angustiosa. La oposición acusa a la presidenta de querer gastarse los 6.500 millones de las reservas para financiar deuda y así poder seguir después despilfarrando dinero con la vista puesta en las elecciones del próximo año.
Las cosas pintan muy mal para los Kirchner -no se puede olvidar que muchos de los problemas actuales los heredó la presidenta de la anterior etapa de gobierno de su marido Néstor-. Y las encuestas confirman el hartazgo de los ciudadanos en la mala gestión, la corrupción y el nepotismo que rodea al matrimonio, cada vez más aislado políticamente. Incluso otrora fervientes partidarios como el defenestrado presidente del Banco Central, Redrado, ahora se afanan en marcar distancias para intentar salvarse de la previsible quema política de los Kirchner.
La derrota de su partido en las legislativas del verano ya dejó al oficialismo sin mayoría en ninguna de las dos cámaras del Parlamento. Pero Cristina, lejos de interpretarlo como un aviso del electorado, se ha dedicado a hacer más patente aún su desprecio por la división de poderes, gobernando -igual que hacía su marido- a golpe de decretos. Sin embargo, ahora la Justicia puede pararle los pies, aunque el Gobierno recurrirá la sentencia a la Corte de Apelaciones, donde algunos magistrados presumen de su cercanía a los Kirchner. Está por ver si Néstor y Cristina logran, como otras veces, evitar que esta crisis política y financiera les arrastre definitivamente.
EL MUNDO, de España
EDITORIAL
Freno judicial a los decretazos de la déspota Cristina Kirchner
10.01.2010
AUNQUE los argentinos dicen, con mucha retranca, que su país está permanentemente en crisis, lo cierto es que la tormenta política y judicial de las últimas horas ha hecho tambalearse a las instituciones del Estado. Sobre todo al Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, quien ha encontrado la horma de su zapato en una jueza federal que el viernes no dudó en echar abajo los dos últimos decretos de la presidenta. El primero, encaminado a financiar deuda pública con 6.500 millones de dólares de reservas del Banco Central; y el segundo, firmado para destituir al presidente de esta entidad, Martín Redrado, por negarse a ejecutar su orden. El fallo de la magistrada deja claro que son decisiones arbitrarias y de abuso de poder, puesto que el Banco Central es un organismo independiente del Ejecutivo y sólo el Parlamento puede decidir sobre el uso de sus fondos. Redrado fue, por tanto, restituido a las 24 horas, provocando la cólera de Kirchner, que ayer se negó a acatar la decisión y dijo que todo es una «conspiración política y mediática».
El surrealista conflicto entre el Gobierno y el Banco -que ahora tiene dos gobernadores simultáneos- ha hecho saltar las alarmas por el temor a que la economía argentina -la tercera de Latinoamérica- caiga en un nuevo abismo, cuando el país no se ha recuperado aún de las secuelas del corralito de 2001. El viernes, el valor de los bonos se hundió, a la vez que se disparaba el riesgo de la deuda. En España se sigue el caso con gran preocupación, porque somos el principal inversor allí, con un 40% del negocio extranjero.
No es éste el primer gran revés que sufre la autoritaria Cristina Kirchner en sus planes económicos. Su primer año de mandato estuvo marcado por la fallida pretensión de imponer una espectacular subida de impuestos al sector agrario, respondida con una larguísima huelga y una caída en picado de su popularidad de la que no se ha recuperado. Después, su incapacidad para controlar la inflación, sus nefastas medidas populistas -incluida la nacionalización de compañías como Aerolíneas Argentinas- y el gasto descontrolado de la Administración -las reservas han mermado en 12 meses de 40.000 millones de dólares a 17.000-, han llevado a la economía a una situación angustiosa. La oposición acusa a la presidenta de querer gastarse los 6.500 millones de las reservas para financiar deuda y así poder seguir después despilfarrando dinero con la vista puesta en las elecciones del próximo año.
Las cosas pintan muy mal para los Kirchner -no se puede olvidar que muchos de los problemas actuales los heredó la presidenta de la anterior etapa de gobierno de su marido Néstor-. Y las encuestas confirman el hartazgo de los ciudadanos en la mala gestión, la corrupción y el nepotismo que rodea al matrimonio, cada vez más aislado políticamente. Incluso otrora fervientes partidarios como el defenestrado presidente del Banco Central, Redrado, ahora se afanan en marcar distancias para intentar salvarse de la previsible quema política de los Kirchner.
La derrota de su partido en las legislativas del verano ya dejó al oficialismo sin mayoría en ninguna de las dos cámaras del Parlamento. Pero Cristina, lejos de interpretarlo como un aviso del electorado, se ha dedicado a hacer más patente aún su desprecio por la división de poderes, gobernando -igual que hacía su marido- a golpe de decretos. Sin embargo, ahora la Justicia puede pararle los pies, aunque el Gobierno recurrirá la sentencia a la Corte de Apelaciones, donde algunos magistrados presumen de su cercanía a los Kirchner. Está por ver si Néstor y Cristina logran, como otras veces, evitar que esta crisis política y financiera les arrastre definitivamente.
7 ene 2010
LA NACIÓN, 7/01/10
Delirante: lo quieren echar por cumplir con la ley
Roberto Cachanosky
Resulta realmente delirante la conflictiva situación entre el presidente del BCRA y la presidenta Cristina Fernández. La esposa de Néstor Kirchner le pide la renuncia a Martín Redrado porque no quiere entregarle los U$S 6500 millones de reservas para que el matrimonio los dilapide. Pero la razón de fondo no es que Redrado pueda estar preocupado porque dilapiden las reservas, dado que ya han dilapidado bastantes recursos y nunca se lo escuchó hacer mención del tema. Lo delirante es que una de las pocas causas por las cuales los integrantes del directorio del BCRA podrían ser removidos sería por incumplimiento de la Carta Orgánica de dicha institución, recordando que dicha Carta Orgánica es una ley de la Nación.
Ahora bien, Martín Redrado no puede entregarle las reservas excedentes que inventó el Gobierno porque: a) no existen tales reservas excedentes y b) la Carta Orgánica del BCRA (una ley nacional) dice textualmente que "En la formulación y ejecución de la política monetaria y financiera el Banco no estará sujeto a órdenes, indicaciones o instrucciones del Poder Ejecutivo nacional".
Es decir, Cristina Kirchner quiere la renuncia de Redrado porque el presidente del BCRA quiere cumplir con la ley. Claro, la ley en el sentido de una democracia republicana como la que entendemos y queremos vivir la mayoría de los argentinos. En el caso de los Kirchner la ley son sus caprichos, arrebatos y avasallamiento de las instituciones. El matrimonio es una verdadera cuadrilla de demolición de las instituciones.
En su profunda ignorancia en temas económicos, el senador Pichetto sostuvo que el BCRA no puede ser independiente del poder Ejecutivo como ocurrió en los 90. Claro, Pichetto se olvida que cuando el BCRA dejó de ser independiente logró el récord de destruir el peso moneda nacional, el peso ley 18.188, el peso argentino, el austral y éste que está en terapia intensiva. Cuando el BCRA pasó a depender de los caprichos del gobierno de turno, tuvimos inflación, megainflación e hiperinflación.
Justamente por eso se equivoca Aníbal Fernández cuando dice que las reservas no las juntó Redrado, sino que las juntó el Gobierno con políticas económicas pensadas por Néstor Kirchner y después ratificadas por Cristina Fernández. La verdad es que tampoco es para darle el premio Nobel de Economía a Kirchner, ni quedó en coma cuatro por pensar, como dice Fernández, las políticas económicas, dado que lo único que hizo Redrado fue emitir moneda a una tasa descomunal para sostener el tipo de cambio en el nivel que deseaba Kirchner. En todo caso, las políticas pensadas por Kirchner para juntar reservas fueron las que generaron el fenomenal proceso inflacionario que estamos viviendo, con la consecuente caída del ingreso real, la pobreza y la indigencia. Y tampoco puede hablarse de una genialidad de Kirchner el haber tratado de esconder los nefastos resultados de esa política inflacionaria con controles de precios, prohibiciones de exportación y la destrucción del Indec.
De la misma manera, tampoco es una genialidad de Martín Redrado mostrar reservas que no existen. Poner en ellas los encajes en dólares que las entidades tienen que constituir en el BCRA por sus depósitos en dólares, contrarrestar parte de la emisión monetaria para comprar reservas con Lebacs, Nobacs y pases pasivos no es otra cosa que comprar reservas contra deuda. No informar la deuda con el Banco de Basilea ni las ventas a futuro son estrategias tipo Moreno que no contribuyen en nada a la transparencia de información que debería ser de público conocimiento.
Ahora bien, ¿cuál es el conflicto de fondo? Por un lado los Kirchner están desesperados por caja. Llevaron el gasto público hasta niveles récord en cantidad y pésima calidad. Ese nivel de gasto hoy es infinanciable a pesar de la estatización de las AFJP y nuestros ahorros, de la formidable carga tributaria que soportamos y del invento de las transferencias de utilidades del BCRA al tesoro por diferencias de cambio. Lo que necesitan los Kirchner es más plata y por eso quieren ir por las reservas.
Por otro lado, Martín Redrado se encuentra en una situación complicada porque si obedece a los Kirchner estaría violando la ley. Primero por no ser independiente del poder político, segundo porque no existen las reservas excedentes y tercero porque las reservas no podrían destinarse a gastos corrientes como pretende el matrimonio. Es decir, estaría violando la ley, por lo menos, en tres aspectos, con el riesgo adicional de que si Redrado transfiere reservas para financiar gastos corrientes los hold outs tendrían todas las razones jurídicas para pedir el embargo de las reservas.
Bajo el sistema monetario como el que tenemos y que rige en buena parte del mundo, el respaldo del papel moneda ya no lo otorgan las reservas en oro, sino la calidad de las instituciones jurídicas, políticas y económicas. Algo que los Kirchner, como decía antes, sistemáticamente se encargaron de demoler. Pregunta: ¿qué calidad de respaldo institucional tendría el peso con los Kirchner?
Es obvio que el matrimonio va avanzando constantemente sobre todo lo que puede. Destruyó al sector ganadero con tal de tener, por un tiempo, carne barata. Hizo lo mismo con los lácteos. Aniquiló el escaso mercado de capitales que generaban nuestros ahorros en las AFJP. Quiso esquilmar al sector agrícola con la 125 y ahora van por las reservas del BCRA. El próximo paso será confiscar ahorros, ordenarle a otro presidente del BCRA que emita moneda para financiar al tesoro o la medida más insólita que uno pueda imaginar.
En síntesis, no sorprende que los Kirchner se enojen con Redrado por no querer entregarle las reservas del Central. Es solo una mancha más en el aniquilamiento de las instituciones. En caso de lograr su objetivo, solo cabe esperar otro destrozo monetario e inflacionario que, como es obvio, lo terminarán pagando los sectores de menos ingresos, siendo que la inflación es el impuesto más regresivo.
Los Kirchner están desesperados por caja. Carecen del apoyo de la población. Tiene el mismo nivel de confianza que tenía De la Rúa en noviembre de 2001. Por eso, nada tienen que perder si redoblan la apuesta en su avasallamiento de las instituciones, porque primero están sus objetivos políticos, siendo el bienestar de la población y la prosperidad del país algo totalmente secundario en sus ambiciones autocráticas. Y si para ello tienen que generar una estampida inflacionaria dejándole el problema al próximo gobierno, lo harán sin piedad.
Delirante: lo quieren echar por cumplir con la ley
Roberto Cachanosky
Resulta realmente delirante la conflictiva situación entre el presidente del BCRA y la presidenta Cristina Fernández. La esposa de Néstor Kirchner le pide la renuncia a Martín Redrado porque no quiere entregarle los U$S 6500 millones de reservas para que el matrimonio los dilapide. Pero la razón de fondo no es que Redrado pueda estar preocupado porque dilapiden las reservas, dado que ya han dilapidado bastantes recursos y nunca se lo escuchó hacer mención del tema. Lo delirante es que una de las pocas causas por las cuales los integrantes del directorio del BCRA podrían ser removidos sería por incumplimiento de la Carta Orgánica de dicha institución, recordando que dicha Carta Orgánica es una ley de la Nación.
Ahora bien, Martín Redrado no puede entregarle las reservas excedentes que inventó el Gobierno porque: a) no existen tales reservas excedentes y b) la Carta Orgánica del BCRA (una ley nacional) dice textualmente que "En la formulación y ejecución de la política monetaria y financiera el Banco no estará sujeto a órdenes, indicaciones o instrucciones del Poder Ejecutivo nacional".
Es decir, Cristina Kirchner quiere la renuncia de Redrado porque el presidente del BCRA quiere cumplir con la ley. Claro, la ley en el sentido de una democracia republicana como la que entendemos y queremos vivir la mayoría de los argentinos. En el caso de los Kirchner la ley son sus caprichos, arrebatos y avasallamiento de las instituciones. El matrimonio es una verdadera cuadrilla de demolición de las instituciones.
En su profunda ignorancia en temas económicos, el senador Pichetto sostuvo que el BCRA no puede ser independiente del poder Ejecutivo como ocurrió en los 90. Claro, Pichetto se olvida que cuando el BCRA dejó de ser independiente logró el récord de destruir el peso moneda nacional, el peso ley 18.188, el peso argentino, el austral y éste que está en terapia intensiva. Cuando el BCRA pasó a depender de los caprichos del gobierno de turno, tuvimos inflación, megainflación e hiperinflación.
Justamente por eso se equivoca Aníbal Fernández cuando dice que las reservas no las juntó Redrado, sino que las juntó el Gobierno con políticas económicas pensadas por Néstor Kirchner y después ratificadas por Cristina Fernández. La verdad es que tampoco es para darle el premio Nobel de Economía a Kirchner, ni quedó en coma cuatro por pensar, como dice Fernández, las políticas económicas, dado que lo único que hizo Redrado fue emitir moneda a una tasa descomunal para sostener el tipo de cambio en el nivel que deseaba Kirchner. En todo caso, las políticas pensadas por Kirchner para juntar reservas fueron las que generaron el fenomenal proceso inflacionario que estamos viviendo, con la consecuente caída del ingreso real, la pobreza y la indigencia. Y tampoco puede hablarse de una genialidad de Kirchner el haber tratado de esconder los nefastos resultados de esa política inflacionaria con controles de precios, prohibiciones de exportación y la destrucción del Indec.
De la misma manera, tampoco es una genialidad de Martín Redrado mostrar reservas que no existen. Poner en ellas los encajes en dólares que las entidades tienen que constituir en el BCRA por sus depósitos en dólares, contrarrestar parte de la emisión monetaria para comprar reservas con Lebacs, Nobacs y pases pasivos no es otra cosa que comprar reservas contra deuda. No informar la deuda con el Banco de Basilea ni las ventas a futuro son estrategias tipo Moreno que no contribuyen en nada a la transparencia de información que debería ser de público conocimiento.
Ahora bien, ¿cuál es el conflicto de fondo? Por un lado los Kirchner están desesperados por caja. Llevaron el gasto público hasta niveles récord en cantidad y pésima calidad. Ese nivel de gasto hoy es infinanciable a pesar de la estatización de las AFJP y nuestros ahorros, de la formidable carga tributaria que soportamos y del invento de las transferencias de utilidades del BCRA al tesoro por diferencias de cambio. Lo que necesitan los Kirchner es más plata y por eso quieren ir por las reservas.
Por otro lado, Martín Redrado se encuentra en una situación complicada porque si obedece a los Kirchner estaría violando la ley. Primero por no ser independiente del poder político, segundo porque no existen las reservas excedentes y tercero porque las reservas no podrían destinarse a gastos corrientes como pretende el matrimonio. Es decir, estaría violando la ley, por lo menos, en tres aspectos, con el riesgo adicional de que si Redrado transfiere reservas para financiar gastos corrientes los hold outs tendrían todas las razones jurídicas para pedir el embargo de las reservas.
Bajo el sistema monetario como el que tenemos y que rige en buena parte del mundo, el respaldo del papel moneda ya no lo otorgan las reservas en oro, sino la calidad de las instituciones jurídicas, políticas y económicas. Algo que los Kirchner, como decía antes, sistemáticamente se encargaron de demoler. Pregunta: ¿qué calidad de respaldo institucional tendría el peso con los Kirchner?
Es obvio que el matrimonio va avanzando constantemente sobre todo lo que puede. Destruyó al sector ganadero con tal de tener, por un tiempo, carne barata. Hizo lo mismo con los lácteos. Aniquiló el escaso mercado de capitales que generaban nuestros ahorros en las AFJP. Quiso esquilmar al sector agrícola con la 125 y ahora van por las reservas del BCRA. El próximo paso será confiscar ahorros, ordenarle a otro presidente del BCRA que emita moneda para financiar al tesoro o la medida más insólita que uno pueda imaginar.
En síntesis, no sorprende que los Kirchner se enojen con Redrado por no querer entregarle las reservas del Central. Es solo una mancha más en el aniquilamiento de las instituciones. En caso de lograr su objetivo, solo cabe esperar otro destrozo monetario e inflacionario que, como es obvio, lo terminarán pagando los sectores de menos ingresos, siendo que la inflación es el impuesto más regresivo.
Los Kirchner están desesperados por caja. Carecen del apoyo de la población. Tiene el mismo nivel de confianza que tenía De la Rúa en noviembre de 2001. Por eso, nada tienen que perder si redoblan la apuesta en su avasallamiento de las instituciones, porque primero están sus objetivos políticos, siendo el bienestar de la población y la prosperidad del país algo totalmente secundario en sus ambiciones autocráticas. Y si para ello tienen que generar una estampida inflacionaria dejándole el problema al próximo gobierno, lo harán sin piedad.
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