LA HAYA FALLA
El tribunal internacional de La Haya se ha expedido sobre la controversia a la que se sometieron voluntariamente Argentina y Uruguay por el tema de la pastera Botnia. El fallo fue, a todas luces, una patada al hígado al gobierno argentino, con la salomónica admonición a Uruguay por no haber respetado el tratado del río Uruguay y la reconvención a Argentina porque se ha comprobado que Botnia no contamina.
Botnia no se mueve ni se moverá de donde está. No obstante, para nuestra presidente, la misión diplomática que tenía como objetivo desactivar la pastera, "ha sido un éxito", vaya a saber por qué razones, si las del país real o las del virtual. Como contrapartida, se verifica la reacción de los mal llamados “asambleístas” o “ambientalistas”, que anunciaron que no despejarán el puente San Martín, que une ambas orillas del río.
El puente entre Puerto Unzué y Fray Bentos no pertenece a la provincia de Entre Ríos sino a la Nación argentina por un lado y a la Nación uruguaya por el otro. Y mal que les pese a estos piqueteros disfrazados de ambientalistas y de carnaval todo el año, tanto la iniciativa de la obra y su ejecución como la inauguración se deben a gobiernos de facto. Fue Juan Carlos Onganía quien el 16 de junio de 1969 firmó el decreto Nº 3.056 encargando la construcción a Ingenieros Consultores Hidrosud Argentina S.A. y Mandatos Tudor Engineering Company, y luego Jorge Rafael Videla, presidente de la Nación, inauguró la obra el 16 de septiembre de 1976, que se denominó por común acuerdo de las partes “puente Libertador General San Martín” en conmemoración al prócer cuya intención fue la de unir a toda Latinoamérica.
El gobierno argentino está ahora obligado a desalojarlo, incluso usando la fuerza. Pero resulta que dicho corte, que se inició a comienzos de 2006, fue promovido y financiado por el matrimonio presidencial, Cristina y Néstor Kirchner. Es decir que, para llamarlos sin eufemismos, son piqueteros a sueldo, pagados, involuntariamente, por todos los argentinos. A nadie se le escapa el dato de que es imposible vivir sobre un puente durante años sin apoyo "externo". La pregunta que queda flotando es quién y cómo ocupará de ahora en adelante a estos futuros "desocupados" de Gualeguaychú.
Después del fallo del tribunal internacional, el dilema K se balancea entre alinearse con los dirigentes y los países pacíficos y defensores del orden público y de los derechos civiles (y por lo tanto "represores") o bien pronunciarse "a favor del pueblo" y permitir todo tipo de manifestaciones, incluyendo las violentas, a fin de continuar manipulando los hilos del poder (el "progresismo" del siglo XXI).
Desde Caracas, y rodeada de la crema comunista de América, la primera magistrada se manifestó complacida por el equilibrado fallo, al que se sumaron -aparentemente- sus incondicionales: Hugo Chávez, Rafael Correa de Ecuador, Raúl Castro de Cuba, Evo Morales de Bolivia, Daniel Ortega de Nicaragua y varios tiranuelos asiáticos y africanos. Stalin faltó a la cita, porque no pudo salir de su féretro.
Si bien el fallo es inapelable y debe ser acatado por ambos países por ser miembros de Naciones Unidas, con los K nunca se sabe. Pepe Mujica, el terrorista reformado y hoy presidente de Uruguay, es infinitamente más confiable que la pareja presidencial argentina cuyas desmesura y ambición de poder viene marcando desde hace siete años el zigzagueante derrotero de la Argentina, que la pone en una delicada situación de credibilidad frente a los desafíos políticos, económicos y sociales del mundo actual.
Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz