SUDOR
Cuando el Parlamento inglés destituyó al Primer Ministro
Chamberlain por su fracaso en la política de apaciguamiento,
declaró la guerra y designó a Winston Churchil para dirigirla,
éste expresó que solo ofrecía al pueblo inglés, "sangre, sudor
y lágrimas" y los ingleses aceptaron con coraje el desafío.
Era un pueblo formado en conflictos, éxitos, derrotas,
afán de superación y honor.
En Argentina, esas virtudes básicas existieron, fortalecidas por
las corrientes inmigratorias formadas en lidiar para subsistir,
contra abusos, y buscando vivir con esperanzas.
Fueron pervertidas por sesenta años de gobiernos
que prometían justicia social sin responsabilidades personales,
la dádiva sin esfuerzo, la ficción que el
Estado debía generar el bienestar general, y promovieron
la cultura de la corrupción en la función pública.
El resultado fue el estancamiento de Argentina como país de
esperanza, y el empobrecimiento de la población en la comparación
mundial.
Para sacar al pueblo argentino de su deterioro actual, sólo se
le puede ofrecer sudor y responsabilidad personal. El porvenir será
nuevamente brillante y es alcanzable. Concretarlo requiere tiempo y
esfuerzo.
Míseros políticos, hoy culpan a terceros por la pobreza del
país, y prometen mejorar a los pobres, rápido y sin esfuerzo. Son
embusteros y delincuentes.
Dr. Marcelo Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar