1 sept 2010

EL BICENTENARIO OLVIDADO

EL BICENTENARIO OLVIDADO

El domingo 29 de agosto de 2010 se celebraron los 200 años del natalicio de un grande de la Patria: Juan Bautista Alberdi. Sólo su Tucumán natal le ha ofrecido múltiples y expresivos homenajes. En cambio, para la nación en general ha pasado desapercibido.

¿Será que para la pareja gobernante Alberdi es una avenida que está por ahí y nada más?

Juan Bautista Alberdi, nacido en San Miguel de Tucumán en 1810, fue uno de los más importantes e interesantes pensadores que ha tenido la Argentina y que dejó para la posteridad dos libros de cabecera para los políticos del país: "Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina -más conocido como "Bases"-, y "El sistema económico y rentístico de la Confederación Argentina según su Constitución de 1853".

Este patriota olvidado dejó plasmadas en estas obras su visión sobre lo que consideraba que debía ser la estructura política y económica del país que se gestaba, y que en aquella época se encontraba prácticamente despoblado. Por eso Alberdi es generalmente asociado con una de sus frases más conocidas: gobernar es poblar.

Propuso también una serie de ideas que no han perdido vigencia. Para Alberdi el primer problema político es el problema económico, pero este “problema” político-económico sólo puede resolverse partiendo de la paz y la unión entre los argentinos. Sostiene que los dos grandes enemigos del progreso en América son la pobreza y la despoblación. Para revertirlos se debe dejar en libertad de acción al trabajo, la tierra y el capital; la función del gobierno, en tanto, es la de ser el centinela en el sistema de libre mercado, pero es vital que los gobernantes se concentren en proveer la infraestructura que activará el progreso: puentes, caminos, vías férreas, vías navegables.

Alberdi afirmaba que es imperativo inculcar a la población los principios establecidos en la Constitución Nacional, pues ella es la base de donde deben partir las políticas económicas.

Consideraba que nuestra Carta Magna es “en materia económica, lo que en todos los ramos del derecho público: la expresión de una revolución de libertad, la consagración de la revolución social de América”.

Y no se equivocó, ya que a partir de ella el país progresó en paz y sin pausa hasta mediados del siglo XX.

Desde estas breves líneas queremos dejar nuestro homenaje a este insigne tucumano, que debería servir de ejemplo a nuestros gobernantes actuales y a los que hayan de sucederlos en el futuro.

Raquel E. Consigli
Horacio Martínez Paz