Perfil.com
NESTORCITO, NEFERTITI Y UN PAÍS PARA LLORAR
Nos, el país 88 del mundo, en alerta permanente. A la espera de que aclare, caiga maná y no se pase de rosca Santa Rosa. ¿Se viene la noche? No hay que ser petardista. Que relámpagos y truenos nos acosen, no es noticia. Desde el cielo y el suelo. Las maldición bíblica acosa al faraón en ejercicio y a Nefertiti en gira.
Se fueron los años del tren bala. Del acuerdo con China. De la Revolución Pejotista. El perfume de las promesas se esfumó y esto huele a Dinamarca. El transporte por carreta cartonera ganó sin licitación. Y él humano se hojaldra en vagones que recuerdan Calcuta. No hay proyecto. No hay consumo. No hay futuro. Solo destacan la prepotencia oficial y la parálisis de quienes pretenden la posta y devolver la historia a su cauce.
Por donde se lo mire, hablar del país, es llorar. La sequía acosa a La Pampa y Buenos Aires. Arden bosques en Córdoba, San Luis y Catamarca. Los pueblos campesinos se achican. Los centros ciudadanos se agrisan. Perdido el respeto a las palabras y a los números, se asiste a un clima de duelo consentido. No hay político que confíe en otro. Ni ciudadano que crea en un político. La abeja reina presidencial vuela por los mapas del mundo tratando de arreglar fuera lo que descuida dentro. El gran zángano ofuscado no duerme buscando tener más tiempo para joder al prójimo que sea. Como no le alcanza para construir nada dedica sus afanes (sic) a destruirlo todo. 40 millones con el destino entre paréntesis por decisión de quien no consigue ecualizar su razón ni su persona.
Y todo, tal vez, porque de chico unos colegiales de Río Gallegos lo llamaban "pingüino en guardapolvo". Aquel Nestorcito se sigue vengando. En Santa Cruz (donde casi nadie lo votó) tatuando con balas de goma a petroleros que están en la lona. En el resto del país no dejando día sin acercar un susto nuevo. Y golpes de efecto que supone le devolverán el apoyo popular. Como quitar el fútbol de unas pocas manos ajenas (por abusivo) y dejarlas en pocas manos propias (que es lo mismo). O proyectar de apuro nueva Ley de Medios (que gestó la Dictadura para la rapiña concentrada) y ampliarla y diversificarla ( para la angurria de su Dictablanda). Ley que pide tratamiento de todo el arco político surgido en 2009 y que por kapricho quedará en manos de congresistas de 2007. La urgencia revela el mismo temor al periodismo que perturba a los altisonantes patriotas Chávez, Morales y Correa.
Atontado por las urnas de junio, K. despertó tres días después ya no pingüino sino tiburón. Negó su Waterloo electoral y se lanzó al rejunte del resto todavía fiel de su guardia pretoriana del conurbano. Su obscena estrategia tiene patas cortas (pero en nuestro país nunca se sabe). Más cuando discurre por una historia de duelos y quebrantos, como es la de estos días con paradojas de todo color. Con Duhalde que ensilla. Cobos que hace la plancha. Carrió que se ahueca. López Murphy que levita. Rodriguez Saá que echa chispas. Menem que se cree Menem. Que el campo acampa. Que Reuteman se encula. Que Scioli reza. Que Solanas aprovecha la volada. Y que el cacatúa de Das Neves sueña con la pinta de Carlos Gardel.
Esteban Peicovich
30/08/09