LA NACIÓN - 21/08/09
El Gobierno y el gastado recurso de la mano de Dios
Por Fernando Laborda
Allá por abril de 2008, cuando el conflicto entre el Gobierno y el campo se hallaba en plena ebullición, el oficialismo kirchnerista recurrió a la afiliación de Diego Armando Maradona al Partido Justicialista para ganar aire y exhibir una aparentemente valiosa señal de apoyo. De muy poco le sirvió: semanas después, perdió la pulseada por las retenciones en el Senado y un año más tarde sufrió una dura derrota electoral.
Ahora, con la bandera del "fútbol para todos", los Kirchner buscan cambiar su destino con una estrategia parecida, en la cual la "mano de Dios" del astro futbolístico volvió a estar presente.
Durante el acto de ayer, en el que se celebró el convenio que ligará por diez años al Estado con la AFA, que recibirá un mínimo de 600 millones de pesos por año, la presidenta Cristina Kirchner sentó las bases de aquella estrategia dirigida a dejar atrás los malos tiempos: seguir demonizando a casi todos los gobiernos que precedieron la era K y reivindicando la política oficial de derechos humanos, a la que ahora se sumó el derecho a que no nos "secuestren los goles" hasta la noche del domingo. Una curiosa frase de la Presidenta, que pretendió hallar asociaciones con los años de dictadura, pero olvidó el auge de secuestros que sufrimos en los últimos años.
Dijo la Presidenta que el convenio con la AFA es un nuevo paso en el camino de "la democratización". Hubiera sido mejor empezar por la democratización de los partidos políticos, condenados al dedo para la selección de candidatos, y del propio Gobierno, donde no existen reuniones de gabinete ni conferencias de prensa presidenciales.
La propensión del kirchnerismo a crear enemigos emblemáticos se ha potenciado con el enfrentamiento con el multimedios Clarín . Y el diálogo político, tras la cruda definición de Néstor Kirchner en el sentido de que "dialogar no significa conceder", parece haber perdido toda seriedad.
El estilo K está volviendo con toda su furia. Mucho tiene que ver en esto la debilidad de una oposición que continúa exhibiendo una fuerte tendencia a marchar dividida, tanto como la batalla parlamentarias que acaba de ganar el kirchnerismo, con la prórroga de las facultades legislativas para el Poder Ejecutivo.
El discurso nada autocrítico de la Presidenta del día después de la debacle electoral recobra para los Kirchner significado. Ellos están convencidos de que, con el aval de casi un tercio del electorado, están en condiciones de remontar la cuesta por méritos propios y por default de la oposición. Y Néstor Kirchner no descarta avanzar en una eventual candidatura presidencial, seguramente con la idea de no quedar fuera de la mesa de negociaciones del peronismo donde se definirá la sucesión para 2011.
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